TRAVESÍA A GIRONA

Barcelona - Girona

Un destino obligado si estas en Cataluña en bicicleta es la ciudad Girona, una ciudad Famosa por su Catedral de Santa Maria, de las construcciones más impresionantes de España y Europa, pero especialmente porque en años recientes se ha convertido en un Hub internacional de ciclismo. Tiendas muy bien diseñadas, amplia variedad de productos y talleres especializados, complementan de manera única la impresionante geografía y variedad de rutas de los alrededores.

 

Pero primero, debemos partir del Puerto Naval de Badalona, que ha sido nuestro hospedaje, y que se encuentra a poco mas de 120 Km del objetivo.

 

Como era de esperarse, Pep nos prepara una ruta muy variada con todo tipo de terrenos, iniciando con una autopista ciclista llamada Ciclovía del Parc Fluvial de Besos, un camino que delinea el Río del mismo nombre, y que se ha adecuado para la practica de todo tipo de deporte de los habitantes de la zona.

 

Avanzamos unos buenos kilómetros hasta llegar a Martorelles donde no nos detenemos, pero sirve para desviarnos hacia el primer segmento de gravel europeo, es decir una capa de destapado pero totalmente lisa y rodadora. Este camino nos lleva hasta La Roca del Valles, en donde probamos unos deliciosos croissants con un “cortado” que nos levanta la energía para seguir por los caminos de destapados.

 

Entre los variados recovecos que probamos en esta magnífica ruta, también transitamos por avenidas, polígonos industriales, ciclorrutas y caminos en medio de cultivos. Mejor dicho, quedamos perplejos con la cantidad de opciones que tienen los ciclistas para diseñar rutas para todos los gustos.

Girona

Castello d´Empuries - Coll de Banyuls

En esta segunda etapa del viaje, nos sumergimos en el corazón del Pirineo Catalán, recorriendo un trayecto de 79 kilómetros desde Castelló d´Empuries hasta Espolla. La ruta nos lleva por pintorescos pueblos como Roses, Port de la Selva, Llançà y Rabós, ofreciéndo impresionantes vistas de la costa mediterránea y las montañas de los Pirineos.

 

La aventura comienza con una visita Roses y una vista panorámica de su muralla que guarda entre sus piedras hasta 5 siglos de historia de la península Ibérica, además de tener una de las bahías más hermosas de Europa y por lo mismo, un flujo de turismo bastante significativo.

 

Después de antojarnos de un chapuzón en el Mediterraneo, seguimos por la línea costera para atravesar el Parc Natural de Cap de Creus, principal reserva natural de Cataluña, en donde probamos unos buenos kilómetros de columpios en un gravel mas parecido al colombiano que pone a prueba nuestras fuerzas y resistencia a la temperatura pues en el cielo no se asoma ni una sola nube.

 

Pero después de sudar varios litros de agua, todo se ve recompensado con una espectacular vista panorámica en la que confluyen las áridas montañas, el profundo azul del mar, y las construcciones blancas de Cadaquéz.

 

Siendo medio día, nos encontramos con Juli y Fuet para tener un picnic a la orilla del mar en Platja de S´Aranella, en el que la brisa nos refresca y la deliciosa comida nos reconforta para continuar con el resto de la jornada.

 

Continuando el camino, nos dirigimos a una subida de 5 km hacia Port de la Selva, disfrutando de las vistas panorámicas de los Pirineos, hogar del buitre «quebrantahuesos». Después de unos buenos kilómetros, llegamos a Port de la Selva y Llançà, un punto de referencia para los motociclistas que buscan iniciar la Ruta Transpirenaica.

 

Tras un descenso vertiginoso, en Villaminiscle, una vez más confirmamos la profunda cultura viajera Española pues nos cruzamos con una familia que viaja en compañía de dos mulas, cargadas con el equipaje de la familia, es decir «mulapacking” ¡¡ Tremenda sorpresa!!

 

Entrada la tarde, finalmente alcanzamos la última parada del día en Espolla, una población con un pasado histórico marcado por la Guerra de Sucesión Española. Tras una breve pausa para disfrutar de los jamones y el vermout local, nos dirigimos al refugio de Banyuls, donde nos preparamos para una noche sin privilegios, pero con una chimenea acogedora y una vista espectacular de Cataluña y Francia.

Coll de Banyuls - Macanet de Cabrenys

Nuestra primera noche en refugio fue una experiencia para no olvidar: Una deliciosa cena al fuego, acompañada de un buen vino, divertida compañía y un cielo despejado que nos permitió disfrutar del brillo de las estrellas como rara vez se puede desde una ciudad capital.¡¡ Era imposible pedir algo más!!

 

En la mañana, con un sol radiante, nos disponemos a hacer el descenso desde el Refugio de Banuyls hasta Espolla en donde ingresamos para comer en el bar del pueblo el desayuno que nos dará las energías para lo primeros kilómetros. Posteriormente iniciamos el trayecto dirigiéndonos al Castelle de Requesens, una estructura arquitectónica del siglo XI ubicada sobre la Serra de L´Albera que tiene 25 Km de longitud y separa las llanuras de L’Empordà y de Rosellón por lo que hace parte de la línea fronteriza franco-española desde 1659, por el Tratado de los Pirineos.

 

La ruta es inhóspita pues nos adentramos en la montaña por camino destapado, rodeados de vegetación y sin cruzarnos a una sola persona en los 15Km de recorrido. El sudor aparece y la potencia de las piernas es puesta a prueba con la dificultad del terreno.

 

Le damos la vuelta al castillo, pues no podemos ingresar, y descendemos hasta la población de Cantallops, en donde encontramos un encantador restaurante cuyo techo esta formado por hermosos árboles que ofrecen un ambiente muy agradable para disfrutar de la hora del almuerzo.

 

De postre tenemos un espectacular descenso hasta La Jonquera, sobre una capa de asfalto en perfecto estado y que nos permite tomar velocidad rápidamente. Eso sí, con todos los cuidados para no cometer ningún error que ponga en riesgo el resto de la travesía.

 

Continuamos por la carretera bordeando poblaciones como La Jonquera, Agullana y Darnius, hasta llegar al Embalse Darnius-Boadella, reserva de agua proveniente del Río Muga que ofrece una vista inigualable del cuerpo de agua que abastece a los pobladores de la región.

 

Finalmente, terminando la tarde, aterrizamos en Maçanet de Cabrenys. Municipio conocido por ser el paso de miles de refugiados en la época de la guerra civil. En este punto es momento de subir las bicicletas a la furgoneta y realizar el ultimo ascenso al Refugio del Les Salines, un lugar totalmente libre para el uso de los ciudadanos cuando realizan actividades al aire libre y que ofrece lo necesario para una noche segura y aventurera.

Macanet de Cabrenys - Pont de Molins

Despertamos con un sol radiante y cielo despejado que asemeja a los anteriores días de travesía, pero la temperatura es considerablemente más baja anunciando el fin del verano y la entrada del otoño. Por esta razón, y por primera vez en todo el viaje, nos ponemos las chaquetas para pedalear y transitar el descenso hasta Maçanet de Cabrenys.

 

A pocos kilómetros de terminar la bajada, un sonido metálico nos alertó de la presencia de un toro enorme en medio del camino. El animal, al vernos, se asustó y dirigió su mirada a nosotros, y con un trote suave se acercó. Nuestra reacción, además de sudar en frío, fue pasarnos al otro lado de una cerca electrificada. Unos segundos después, perdió interés en nosotros y se adentró al césped al lado de la carretera. Pasamos sigilosamente y ahora tenemos una anécdota para contar en casa.

 

Poco después, llegamos a Sant Llorenç de la Muga, un pequeño pueblo con un encanto medieval y una interesante historia pues allí se construyó la Real Fundición de Sant Sebastià de la Muga para la fabricación de balas de cañón y municiones y que operó entre 1771 y 1794. Hoy en día, solo quedan ruinas de la fundición, pero aún se pueden apreciar algunos vestigios de su pasado industrial.

 

A medida que avanzábamos, el paisaje cambiaba constantemente. Pasamos de frondosos bosques a campos abiertos, de colinas suaves a terrenos más escarpados. El camino también variaba, alternando entre asfalto, grava y senderos pedregosos. Uno de los tramos más desafiantes fue una subida de 600 metros con pendientes de hasta el 18% en la variante destapada que conduce a Boadella d´Empordá. A pesar del cansancio acumulado, pedaleamos con determinación para superar este último obstáculo.

 

El esfuerzo se vió recompensado pues llegamos al Embalse Darnius-Boadella, donde conseguimos una imagen tipo postal de la estructura de 63 m de altura y 250 m de ancho construida en 1969 para controlar las «mugadas», que era como se le conocía a las crecientes del Riu Muga. Con un único azul turqueza, tomamos la merienda maravillados por este inigualable paisaje.

 

Finalmente, llegamos a Pont de Molins, nuestro destino final. Allí, nos reunimos con Juli, quien nos había estado esperando con una gran sonrisa y una deliciosa comida. Disfrutamos de una tarde de celebración, compartiendo historias, risas y anécdotas de nuestra primera travesía por el país Ibérico.

CIRCUITO EN EL PENEDÉS

Para la segunda jornada, nuestros guías nos tenían preparada una experiencia muy especial pues realizaron nuestra inscripción en un evento ciclístico que se desarrolla en la zona de denominación de origen del Penedés de la Comunidad Autónoma de Cataluña; región reconocida mundialmente por su actividad y producción vitivinícola.

 

A diferencia de los eventos en los que hemos participado en Colombia, nos causó bastante curiosidad que en este caso no hubiera un inicio masivo de todos los participantes, sino que es cada uno decide cuando partir y a qué ritmo pedalear. Es decir, no hay cronometraje, no hay premios por los mejores tiempos, ni cronoescaladas. El objetivo primario es disfrutar, conocer la región y maravillarse con los diversos paisajes. ¡Tremenda experiencia!.

 

Durante el recorrido pasamos por poblaciones como Puigdàlber, Grabuac, Vilobí y San Sadurní de Anoia, todos pueblos de menor tamaño pero con ese aire de época medieval que parecen cuentos de hadas; o más bien, ¡entendimos porque lo cuentos de hadas son como son !!…

 

Al igual que en Colombia, también se encuentran numerosos templos religiosos como la Església de Sant Andreu construida en 1942, la Ermita de Sant Sadurni, el Santuari de la Mare de Déu del Foix cuyos datos indican de su existencia desde el siglo VIII, una verdadera reliquia.

Pero eso sí, lo que más nos impactó fue la cantidad de hectáreas cultivadas con uva para la industria vitivinícola, pues en muchas ocasiones nos deteníamos a admirar el horizonte y no veíamos el final de los campos cultivados. Una locura completa.

 

Para terminar una jornada inolvidable, rematamos en el festival conocido como CAVATAST, una feria en la que los diferentes productores locales dan a mostrar sus productos; y locales y turistas tienen la oportunidad de degustar una cantidad innumerable de vinos espumosos que deleitan el paladar.

 

Esta fue definitivamente una de las experiencias que nos empapó de la cultura catalana y todo lo que tiene que ofrecer.

Penedes

CIRCUITO BADALONA

Gracias a la generosa invitación de nuestros amigos Juli y Pep, conocimos Badalona, una población adyacente a la Ciudad de Barcelona que cuenta con cientos de rutas para los amantes de la bici que en España hay muchos de estos.

 

Partiendo a media mañana desde el Puerto Deportivo de Badalona, bordeamos la playa hasta la Estatua del Anís del Mono para tomar la Avinguda de Sant Ignasi de Loiola y cruzar hacia el norte atravesando el centro urbano.

 

El objetivo de nuestro guía Pep: llevarnos a por los parques y zonas verdes que se encuentran muy cerca de la población y que rápidamente permiten perderse en la arena y la verde vegetación.

 

Entramos al Parc de la Serralada de Marina el cual es un espacio con más de 3.000 hectáreas y con cientos de segmentos para todo tipo de bicicleta. En seguida empiezan los single-tracks y caminos entre la vegetación, algo muy emocionante pues en Colombia no es fácil encontrar este tipo de segmentos, pero la emoción no evita sentir algo de temor pues la maniobrabilidad de la bicicleta no es una de nuestras fortalezas.

 

Pasamos por el Mirador de la Vall y por el Monestir de Sant Jeroni de la Murtra que data del siglo XV y empezamos a tener los primeros contactos con la antigua arquitectura europea la cual va a ser una constante en todos los viajes pues es un continente lleno de historia.

 

Otra constante serán las fuentes de agua potable que se encuentran en los pueblos y en puntos específicos de las rutas. Este recurso nos maravilló pues para los deportistas, aventureros caminantes o en bici y turistas en general, tener puntos de hidratación y reabastecimiento facilita enormemente la posibilidad de explorar el territorio español de muchas maneras posibles.

 

Saliendo del Parc de la Serralada de Marina, ahora avanzamos hacia el Parc de la Serralada Litoral, otro parque en la región que conecta el litoral con los valles interiores a través de tres unidades denominadas La Conreria, Sant Mateu y Cèllecs. A lo largo del recorrido entre estos dos parques es posible ver el mar, los cascos urbanos instalados en la costa y los viñedos que embellecen el firmamento, así como las ermitas, castillos y restos prehistóricos e ibéricos que conviven con las antiguas masías catalanas.

 

En todo el recorrido cruzamos constantemente tramos de asfalto y herradura, siendo esta ultima el mayor porcentaje de la ruta. Esta posibilidad de realizar tantos kilómetros sin necesidad de rodar junto a los vehículos motorizados, nos enamora pues se rueda de manera mas relajada y permite disfrutar del paisaje sin afanes y menores riesgos.

 

A mitad del recorrido, Pep hace una parada en el Restaurant San Salvador, una amplia casa convertida en restaurante en medio de la montaña en que las cañas y las olivas son el comiso obligatorio además de el tradicional pan de cristal con tomate y aceite de oliva. ¡¡Todo un manjar para nuestro paladar!!

 

Después de 3 horas, llegamos a la Roca del Vallés, población que indicaba el punto más lejano de la ruta y donde dábamos vuelta para iniciar el regreso, el cual también será por caminos destapados, pero por el borde de la cadena montañosa, así que será mucho más rápido pero igualmente encantador.

 

Pasamos por El Bosc de Ruscalleda, Villanova del Vallés y Montornés del Vallés, donde construyeron la Zona Esportiva Municipal Les Vernedes, uno de los complejos deportivos completos pues incluye una pista polideportiva, canchas de tenis y pádel, piscinas de verano y piscina cubierta.

 

Después de un sector lleno de rocas de río, entramos a Sant Adrià de Besós y conectamos con la ciclorruta del Parc Fluvial del Besós, aunque en realidad parece un túnel de viento porque las ráfagas de aire golpean con tal fuerza que las pocas energías que nos quedan terminan por agotarse. Menos mal, ya estamos a unos pocos kilómetros de casa en donde un delicioso bistec a la brasa nos esperaba para recargar energías.

TRAVESÍA ANOLAIMA

Sin importar qué tipo de bicicleta tengan (MTB, gravel), esta travesía ha sido diseñada para los amantes del “caballito de acero” que ya tienen algunas horas de vuelo, es decir, personas que entrenan con frecuencia a las afueras de la capital colombiana, pero desean descubrir que hay más allá de los Cerros Orientales y de la Sabana de Bogotá.

 

 

Aquí les dejamos los detalles de los recorridos que realizamos durante las dos jornadas de la travesía, así como los enlaces a los videos de nuestro canal de YouTube, que pronto estaremos publicando

Jornada 1: Bogotá, Bojacá, Anolaima

Jornada 2: Anolaima, Cachipay, Bogotá

TRAVESÍA NEIVA

Hemos tenido la oportunidad de recorrer miles de Km de Colombia gracias a la bicicleta y a la fascinación que tenemos por descubrir nuevos lugares de nuestro país. Cada vez cubrimos mas regiones, pero el sur-occidente es aun un lienzo en blanco listo para llenarlo de color y grabarlo en nuestra memoria.

 

Con esto en mente, programamos la travesía a Neiva para iniciar el año 2023 como más nos gusta.

Jornada 1: Bogotá, Fusagasugá, El Guamo

El recorrido comienza saliendo por la ruta habitual por la calle 80 con dirección al municipio Sibaté, pasando por Mosquera y Mondoñedo. En las primeras horas de la mañana se percibe un ambiente misterioso pues al ser el primer día del año, las carreteras tienen muy bajo trafico y las personas locales poco se ven ya que la mayoría deben estar en un descanso profundo tras las festividades del año nuevo.

 

Por este mismo motivo, decidimos tomar la vía Fusagasugá-Girardot que es una carretera de altísimo flujo vehicular y que no nos habíamos animado a recorrer, pero al ser esta fecha tan particular, presumimos que el tráfico va a ser menor y podremos disfrutar mejor el camino.

 

Pasamos el Peaje Chusacá y nos recibe el primer ascenso del viaje de casi 5km desde el sector El Charquito hasta el reconocido Alto de las Rosas, un puerto de montaña larguísimo que tendremos que conquistar en el camino de regreso.

Iniciamos el descenso hasta Fusagasugá, y la carretera nos va mostrando su verdadera cara cuando comienzan a aparecer fuertes imperfecciones en la superficie del asfalto que nos obligan a bajar con extrema precaución y realizando maniobras para esquivar huecos y resaltos que pareciera están por doquier.

 

El estado de la vía nos tomó un poco por sorpresa, pero a medida que avanzamos, la cosa se puso aún más retadora pues existen varios frentes de obra para la restauración de la vía que ocasionan el cerramiento de uno de los carriles y por lo tanto solo deja uno para el transito de todo tipo de vehículos, – incluyendo bicicletas – ; por lo que estos embudos los recorrimos con una fila de carros persiguiéndonos a tan solo unos metros de nuestras llantas. Es inevitable sentir ansiedad en este tipo de situación, no obstante, no se puede perder la concentración y seguridad en la conducción de la bicicleta o de lo contrario el riesgo de accidente se hace demasiado grande.

 

Afortunadamente, la velocidad del descenso hace transcurrir esos kilómetros relativamente rápido hasta llegar a Fusagasugá, en donde un breve ascenso nos permite cambiar la posición de los músculos y saludar el monumento a Lucho Herrera, ciclista icónico de los años 80´s que dejó el nombre del país en lo más alto de las competiciones europeas.

 

Seguimos el descenso por el Boquerón de Chinauta un segmento muy especial cuya parte final tiene numerosas curvas pronunciadas que demandan toda la atención de los pilotos de los vehículos que la transitan; además tiene un atractivo turístico muy llamativo llamado la Nariz del Diablo, una formación rocosa que sobre sale de la montaña y en donde todo turista se detiene a tomar la foto.

 

Pasamos los turísticos municipios de Melgar y Girardot, pero ya siendo casi el medio día nos detenemos en un parador al borde de la carretera para brunch que hace rato nos está pidiendo el cuerpo.

Como no podía faltar en esta época del año, llegando al cruce de Ricaurte nos cae una tormenta intensa, pero de corta duración, no obstante, es suficiente para que toda nuestra ropa quede totalmente mojada y los zapatos inundados. Menos mal estamos en “tierra caliente” así que más allá de una ligera incomodidad, la lluvia no afecta nuestro recorrido o desempeño.

 

Siguen corriendo los kilómetros y cruzamos El Espinal, con una parada para el típico salpicón con helado, y a media tarde alcanzamos nuestra meta llegando al Guamo-Tolima después de 176Km, justo a tiempo pues el sol estaba brillando con fuerza y la temperatura no daba tregua.?

Jornada 2: El Guamo, Neiva, Rivera

Después de una noche que incluyó una caminata por el pueblo y su parque iluminado, salimos antes del amanecer pues es clave aprovechar la penumbra de las primeras horas del día para evitar algunas horas de sol.

 

Para salir preparados y aprovechar al máximo la temprana salida, desayunamos en la habitación del hostal con algunos huevos cocidos acompañados de jugo y avena. Esto nos debería alcanzar para recorrer aproximadamente 50km cuando estemos cruzando Natagaima y entonces buscar un restaurante donde desayunar.

 

Según lo programado, este punto lo alcanzamos antes de las 7.30am en donde estiramos las piernas y tomamos el segundo desayuno para continuar con la ruta ágilmente, pues el sol aun no sale con fuerza.

 

Seguimos rodando a buen ritmo por una carretera de carril sencillo, en su mayoría en buen estado y recta pero no plana pues a diferencia de lo que presupuestamos y de lo que indica el sentido común, numerosos columpios se esconden en la longitud vía que interrumpen el ritmo de pedaleo y hacen que el desgaste sea mayor.

 

Sin embargo, los cultivos de arroz y frutales a lado y lado de la autopista, los pasos de nivel sobre varias corrientes agua, el paisaje montañoso y la presencia del Río Magdalena, son detalles en los que nos enfocamos para que el cansancio y desgaste del cuerpo se sienta menos.

 

Después de almorzar en Aipe-Huila, el sol ya no nos da mucha tregua y brilla sobre nuestros ya fatigados cuerpos, pero manteniendo la hidratación en buen nivel, pedaleamos sin cesar avanzando kilómetro a kilómetro, para finalmente aproximadamente a las 3.30pm llegar a la entrada de la “capital del Río Magdalena” como se le conoce a Neiva. Sin embargo, no ingresamos a la ciudad pues el plan es seguir hasta el municipio de Rivera, famoso por sus baños de aguas termales y que son un excelente plan de recuperación después de una travesía como esta.

 

Para rematar, solo nos queda subir los 6km que hay del cruce a Campoalgre hasta Rivera que hacemos el ascenso en una inesperada cicloruta que hace el segmento más amable, aunque a esta altura ya todos los músculos del cuerpo están adoloridos.

 

Coronamos y como siempre damos la vuelta en el parque principal, identificamos un restaurante agradable para la cena y nos dirigimos al hostal para descargar, asearnos y salir a conocer este lindo municipio.

Jornada 3: Rivera, Desierto de la Tatacoa, Natagaima

Después de recargar energías en las famosas y tradicionales aguas termales de Rivera, estamos listos para enfrentar las siguientes 4 etapas que nos llevarán de regreso a Bogotá.

 

La etapa de hoy es muy especial puesto que dejaremos atrás la autopista para adentrarnos a la región desértica de la Tatacoa, aunque no atravesaremos el desierto, sí transitaremos por una perimetral de muy bajo trafico y mezcla de paisajes inigualables.

 

Pero antes de eso, debemos bordear Neiva tomando la misma ruta de llegada, y tomar el desvío para llegar a Fortalecillas, hasta el desvío que nos dirige al aeropuerto de la ciudad en la zona norte. Ahí salimos del casco urbano en dirección al municipio de Fortalecillas, reconocido por ser centro de fabricación de los bizcochos de achiras, en donde hacemos una primera parada para el segundo desayuno.

 

Seguimos la ruta hasta el desvío a Tello pero tomamos la dirección norte, la cual es una vía asfaltada con algunas mejoras por hacer, pero en general se encuentra en muy buen estado y con mínimo flujo vehicular. Mientras rodamos por esta ruta nos maravillamos como los numerosos sonidos de insectos y aves que se encuentran ocultos entre la vegetación circundante. Es un poco contradictorio que, en un ambiente supuestamente desértico, sea donde mas hemos notado la gama de voces de todos estos seres que conviven en el ecosistema.

 

Tras unos minutos rodando, debemos hacer una parada para contemplar la panorámica del desierto que contrasta con la silueta de la cordillera oriental que se divisa en el horizonte en dirección opuesta. Nos cautiva que en tan solo unos kilómetros se pueda ver tanto de la topografía colombiana.

 

Hasta la media mañana el clima fue benevolente, pero poco a poco el sol sale y la temperatura aumenta así que retomamos un paso constante para llegar a Villavieja y parar a comer y descansar. Al llegar, nos sorprendemos por los letreros que dirigen a La Fábrica, una instalación que ha sido pensada para que los turistas tengan un lugar de diversión con música, arte, y cerveza artesanal. Obviamente somos los primeros en llegar en el día, pero nos da la oportunidad de conocer el lugar con calma, detalle, estirar las piernas caminando un poco y refrescar la garganta con cerveza elaborada en Antioquia pero que pronto será Huilense.

 

En un rato tan agradable, se nos pasa el tiempo volando, así que después de medio día retomamos camino hacia el puerto de Villavieja para tomar el transporte acuático que nos ayudará a cruzar el Río Magdalena y aterrizaremos en Aipe para rodar los últimos kilómetros hasta Natagaima.

 

Es toda una experiencia nueva para nosotros el cruce del río en lancha, pero más es el camino desde la orilla del Río hasta Aipe, pues es un “single track” muy divertido pero interrumpido por corrientes de agua que tenemos que cruzar a pie y con bicicleta al hombro. Afortunadamente todos los tramos fueron transitables y nos llevamos un recuerdo inolvidable.

 

De Aipe a Natagiama hay poco menos de 50km, y aunque ya los habíamos transitado en dirección opuesta, no se hacen mas fáciles. El sol no nos da tregua y los columpios nos drenan las fuerzas. Sin embargo, el avance se logra y llegamos al destino a buscar unas buenas onces y después la cena.

Jornada 4: Natagaima, El Espinal, Melgar

Para la cuarta etapa llegaremos al famoso Melgar, municipio de Cundinamarca bien conocido por ser muy turístico y típico destino de las familias capitalinas para disfrutar de sus piscinas y toboganes.

 

Para llegar a este punto tendremos que salir muy temprano de Natagaima para ahorrar algunas horas de sol puesto que tendremos que afrontar el temible Alto del Boquerón, especialmente duro no solo por la inclinación y temperatura, sino por el alto flujo vehicular que además se intensifica por estas fechas.

 

Según el plan, arrancamos en la madrugada aun en la oscuridad y tomamos la autopista con dirección Norte cruzando las poblaciones de Saldaña, Guamo y Espinal. A este ultimo municipio entramos a media mañana por lo que es momento de parar a desayunar y recargar energías.

 

En este día, el clima ha sido benevolente entonces arrancamos nuevamente para seguir recorriendo kilómetros antes de que se vayan las nubes y suframos la inclemencia del sol. Sin embargo, llegando al cruce para Girardot, Ibagué y Bogota, la suerte se aleja y empieza a asomarse el sol y a sentirse el rigor de la temperatura.

 

Debido a las obras de mantenimiento y ampliación de la Autopista, largas filas de carros se forman en la carretera, por lo que debemos maniobrar por la berma y a través de frentes de obra y accesorios de señalización. Afortunadamente todo lo podemos hacer de manera segura y a buena velocidad entonces nuestro cronograma se cumple llegando a la “ciudad de las piscinas” al medio día.

Jornada 5: Melgar, Icononzo, Pandi, Chinauta

Para este penúltimo día nos preparamos para hacer una jornada de alta montaña pues en menos de 70km escalaremos 2.200 metros para llegar a las afueras de Fusagasugá.

 

Debido a la existencia del Túnel del Sumapaz, por el cual transitan todos los carros que se dirigen a Bogotá pero el transito de ciclistas es prohibido, debemos tomar la ruta alternativa subiendo el Alto de la Cruz y aterrizando en Icononzo.

 

Son varios kilómetros adicionales y muchos optarían por pedir un aventón a un buen samaritano que los cruce el Túnel, pero en nuestro caso preferimos sumar este puerto de montaña a nuestros palmares y crear el video que ayude a nuestra comunidad a conocer estos caminos del país.

 

La vía es asfaltada, pero en un estado deteriorado, nada que preocupe a las bicis de montaña o gravel, pero para los de ruta si es un factor a considerar.

 

Coronamos y descendemos hasta Icononzo donde comemos un desayuno super completo y cargado pues ya se han quemado varias calorías y aun falta mas de la mitad del recorrido.

 

El segmento hasta Pandi es en su mayor porcentaje de superficie destapada y en bajada hasta el puente natural de Iconozo y la llegada a su centro contemplando la iglesia recientemente renovada.

 

En Pandí, tomamos la vía que de nuevo nos llevará a la autopista, al otro lado del Tunel, siendo una carretera relativamente plana y superficie mixta que nos permite avanzar a buena velocidad.

 

Empezamos la segunda escalada a las 11am acompañados carros, camiones, motos, y buses. El sol aparece y debemos afrontar los primeros kilomentros mas difíciles con curvas cerradas, inclinaciones altas y via estrecha y alto flujo vehicular…Mejor dicho un coctel de situaciones que demandan toda nuestra atención y destreza para no cometer errores.

 

Afortunadamente, el ultimo segmento es mucho mas recto y nos da un respiro pero tan pronto vemos los restaurantes adyacentes a la carretera que caracterizan la población de Chinauta, escogemos uno de ellos para darnos un banquete de almuerzo con unos refrescantes jugos de fruta natural congelados. Justo lo necesario.

 

Con solo unos metros por recorrer hasta el hotel, podemos estirar las piernas y disfrutar del resto de la tarde con un clima muy agradable a las afueras de Fusagasugá.

Jornada 6: Chinauta, Silvania, Funza, Bogotá

Llega la última Jornada y nos despierta el golpeteo de las gotas de lluvia sobre las tejas del hotel donde pasamos la noche. Un amanecer totalmente opuesto al que hemos vivido las anteriores jornadas. Siendo honestos no es nuestro clima favorito, pero viendo que avanza el tiempo y no escampa, asumimos la situación y emprendemos camino poco después de las 7am.

 

Afortunadamente, como iniciamos en subida, rápidamente el cuerpo entra en calor y la incomodidad de la lluvia y la ropa mojada es bastante aceptable.

 

Terminamos el Puerto de montaña Alto de Boquerón y hacemos una pequeña pausa en la cima para observar la cadena montañosa de la cordillera que estamos superando y las obras viales que mejoraran el corredor para todos los turistas y locales. Como es indispensable, una vez llegamos a la rotonda con la estatua en honor al ciclista Lucho Herrera nos tomamos la foto del recuerdo, aunque en esta ocasión toca tomarla desde lejos porque el flujo de trafico es intenso y es difícil cruzar.

 

Tenemos un corto descenso que hacemos a toda marcha hasta la población de Silvania en donde nace el reto mas importante del día, Alto de las Rosas, reconocido puerto por ser el lugar de entrenamiento de Lucho y que forjaron las piernas y el carácter del ciclista que ganó por primera vez una de las 3 grandes para el país. Recordamos estos hechos como motivación para afrontar el ascenso de 26km con pendiente promedio del 5%.

 

Debido a los numerosos frentes de obra en la autopista, durante la subida pasamos por varios escenarios: uno en donde los carros van a toda velocidad y debemos resguardarnos de ellos en la berma y evadiendo los obstáculos por las señalizaciones de las obras; y otro en el que el trafico esta detenido completamente y los pasajeros nos ven pasar animándonos mientras esperan pacientemente la apertura del paso….¡¡¡Toda una montaña rusa de sensaciones!!!…

 

Llevamos un ritmo constante, pero mas bien lento, se nota el acumulado de kilómetros de los últimos 6 días en las piernas, pues ya las fuerzas van al límite y la energía escasea. Completamos el ascenso al medio día y nos descolgamos por la doble calzada como si no hubiera un mañana a 50km/h. hasta el Peaje Chuzacá.

 

Después de este punto de referencia, entramos en terrenos conocidos por Mondoñedo, Mosquera, Funza y la entrada a Bogotá por la calle 80, lastimosamente el clima nos recibe con una lluvia que nos hace extrañar el calor del Huila y el Tolima, pero que sabiendo que estamos próximos a llegar a casa, entregamos las fuerzas que nos quedan para llegar pronto a descansar.

SERVICIOS

Jornada 1: Santa Elena, Los Topos, El Escobero

Después de haber terminado la Travesía Bogotá-Medellín, y aprovechando la estancia en Antioquia, que mejor plan para descansar que visitar los municipios y los puertos de la región. Por ello, y pesar de tener 443 Km y 8.536 m desnivel en las piernas, realizaremos nuestro primer BikeCamp Antioquia para visitar seis premios de montaña. La primera jornada consistirá en recorrer tres puertos realizando un circuito que inicia y desemboca en Rionegro: Santa Elena (14 Km), Los Topos (10 Km) y El Escobero 12 Km). Así que, si desean descubrir Colombia y explorar nuevos trayectos, alisten la bicicleta porque hay mucho por pedalear. ¿Conocen el trayecto? ¿Cuánto tiempo les toma hacerlo? ¿Qué tan difícil les pareció?

Jornada 2: Guacaica y El Chocho

Segundo día del BikeCamp Antioquia y vamos por dos puertos más. Después de haber documentado Santa Elena (14 Km), Los Topos (10 Km) y El Escobero (12 Km), ahora transitaremos por El Peñol y Guatapé, dos zonas turísticas muy importantes de la región, para escalar Guacaica (13 Km) y El Chocho (7 Km). De las tres jornadas que realizaremos esta es la más difícil por la distancia y la temperatura que tendremos que soportar pues bajaremos hasta San Rafael (966msnm), donde los ciclistas se cocinan a 28°C. Así que, si desean descubrir Colombia y explorar nuevos trayectos, alisten la bicicleta porque hay mucho por pedalear. ¿Conocen el trayecto? ¿Cuánto tiempo les toma hacerlo? ¿Qué tan difícil les pareció?

 

Jornada 3: La Virgen

Última jornada del BikeCamp Antioquia y se acerca nuestro regreso a Bogotá. Para dar cierre a esta aventura por la tierra de la bandeja paisa y el fiambre, realizaremos un corto recorrido desde Rionegro hasta Bello para visitar Guarne y rodar por Alto de la Virgen, un ascenso con un paisaje envidiable y una vía por la que es difícil descender a menos de 60 Km/h. De esta forma, y sumando la Travesía Bogotá-Medellín que realizamos hace tan solo cuatro días, logramos cerrar la temporada 2019 con un total de 757 Km y 15.233 m desnivel. Así que, si desean descubrir Colombia y explorar nuevos trayectos, alisten la bicicleta porque hay mucho por pedalear. ¿Conocen el trayecto? ¿Cuánto tiempo les toma hacerlo? ¿Qué tan difícil les pareció?

 

EVENTOS PARA AFICIONADOS

Competencia de ciclismo

EVENTOS

Carreras en bicicleta, ciclismo de alto rendimiento y entrenamientos antes de competir son experiencias que solo puedes vivir en un gran fondo si te gusta la bici de ruta. Varios nos hemos preguntado cuales son las emociones y los sentimientos de un ciclista profesional al participar en alguna de las tres grandes vueltas, pero la única forma de saberlo es asistir a estos eventos ya que son una aproximación de lo que es correr junto a un pelotón en un Giro de Italia, un Tour de France o la Vuelta a España.

 

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GRAN FONDO
HUILA 2019

149 Km
1.430 m

TRAVESÍA VILLA DE LEYVA

Sin importar qué tipo de bicicleta tengan (ruta, MTB, gravel), esta travesía ha sido diseñada para los amantes del “caballito de acero” que ya tienen algunas horas de vuelo, es decir, personas que entrenan con frecuencia a las afueras de la capital colombiana, pero desean descubrir que hay más allá de los Cerros Orientales y de la Sabana de Bogotá.

Aquí les dejamos los detalles de los recorridos que realizamos durante las dos jornadas de la travesía, así como los enlaces a los videos de nuestro canal de YouTube.

Jornada 1: Bogotá, Chocontá, Villa de Leyva

Jornada 2: Villa de Leyva, Chiquinquirá, Ubaté, Bogotá

TRAVESÍA GUACHETÁ

Cuando sentimos que las actividades diarias nos consumen y necesitamos un respiro, nada como una buena rodada para reconectarse con la naturaleza y tener un cambio de perspectiva.

 

Para lo anterior, una escapada de fin de semana es lo que el cuerpo y la mente añoran y que mejor que hacerlo sobre la bici.

Jornada 1: Bogotá, Cucunubá, Guachetá

Para la salida de dos días, trazamos un circuito cuyo objetivo es descubrir los territorios carboníferos que se encuentran en municipios como Tausa, Sutatausa, Ubaté, Cucunubá y Lenguazaque. Nuestra referencia y punto de llegada es Guachetá, municipio de 12.000 habitantes y localizado en el extremo Norte de Cundinamarca colindando con el Departamento de Boyacá.

 

Es un recorrido relativamente corto puesto que son menos de 100km y 1.300 m de desnivel acumulado, pero el paisaje y ambiente que atravesamos es único en su especie.

 

Partimos del norte de la Capital por la autopista Bogotá-Tunja hasta tomar el desvío a Briceño. Desde este punto conectamos con la vía a Ubaté, que es conocida por muchos pero muy poco recorrida por ciclistas a pesar de que ofrece unas carteristas mixtas que abarcan los gustos de ciclistas rodadores, escaladores y aventureros; lo malo es que su carretera principal es de carril sencillo, sin berma y con tráfico vehicular pesado…definitivamente una mala combinación. Sin embargo, es la vía de acceso más directa, así que la afrontamos con la mayor concentración para minimizar los riesgos.

 

Antes de media mañana estamos coronando ALTO DE TIERRA NEGRA y tomando el desayuno en uno de los locales de la cima asegurándonos de tener el tanque lleno para los próximos kilómetros. Justo en este punto, tomamos el desvío desde la autopista que nos lleva a Cucunubá a través de caminos destapados rodeados por minas de carbón y de extracción de materiales.

 

El tramo de poco más de 17km, es un ambiente muy diferente a cualquier otro que hayamos recorrido pues, aunque te sientes alejado del trajín de las grandes urbes, el constante movimiento de vehículos de todo tamaño y trabajadores hace que tus sentidos estén despiertos y absorbiendo las diferentes señales, por lo que es muy entretenido y diferente.

 

También nos hace reflexionar sobre la economía local pues es emocionante pensar en la evolución que ha tenido la industria de la minería durante las últimas décadas y su efecto en la economía de las poblaciones que la rodean. Sin embargo, contrasta con el impacto ambiental que produce la extracción y transporte de los minerales cubriendo el paisaje, y nuestros rostros, de tierra negra y polvo.

 

Llegamos a Cucunubá y damos una vuelta por su parque principal formado por rocas naranjas y amarillas, muy propios de esta zona, que le dan un aire místico y antiguo al Municipio. Continuamos hasta Lenguazaque por más caminos de herradura y con más empresas y compañías enfatizan la importancia de esta actividad industrial. Nos premiamos con un generoso almuerzo y emprendemos los últimos kilómetros para llegar a la meta.

 

Guachetá nos recibe con un cielo gris y una ligera lluvia que nos hace correr los últimos kilómetros para no mojarnos y pescar algún resfriado, afortunadamente es pasajera y llegamos sanos y salvos, con tiempo para caminar el pueblo, comer y conocer.

Jornada 2: Lenguazaque, Villapinzón, Bogotá

Siendo un fin de semana, emprendemos el camino de vuelta a casa temprano en la mañana. La ruta trazada consiste en volver a Lenguazaque y ahí desviarse a Villapinzón atravesando el cerro que separa las poblaciones.

 

El primer obstáculo a superar es Alto de la Paja, un puerto de 6Km al 6% de terreno mixto que se encuentra en la salida de Lenguazaque y que nos toma poco mas de 45 minutos escalar. Tiene curvas y pendientes doble digito que hacen arder las piernas, pero te compensan con la panorámica del pueblo a varios metros de altitud.

 

Poco después de coronar, no cantamos victoria porque hay otro ascenso de similares características cuyo nombre no conocemos y dudamos lo tenga, pues debe ser transitado principalmente por los locales en moto y no muchos ciclistas aventureros llegaran hasta estos recónditos lugares.

 

Llegamos terminando la mañana a Villapinzón buscando un buen desayuno frente a la plaza de mercado que nos recarga de energía pues el desgaste fue importante para llegar a este municipio.

 

El camino restante es por la Autopista Tunja-Bogotá, el cual es muy conocida por los ciclistas capitalinos ya que es uno de los tramos preferidos por los ruteros para rodar como si no hubiera un mañana y como entrenamiento para las competencias de los deportistas amateurs.

Como es una vía tan despejada, nuestro mayor obstáculo será el viento pues nos golpea sin piedad y nos obliga a administrar nuestras fuerzas y energía para tener un buen paso. Lo favorable es que por ser Domingo, nos encontramos varios colegas volviendo a casa de sus jornadas y cuando nos es posible, intentamos aprovechar algo de cobertura para avanzar y ahorrar algo de energía, aunque claro está, que son breves momentos antes de que la diferencia de ritmo se imponga y nos separemos.

 

No obstante, la formula funcionó y con sorpresa vemos que el reloj marca la 2:00pm y ya divisamos la congestionada y mal asfaltada entrada a Bogotá, por lo que damos los últimos pedalazos con mas calma para evitar cualquier accidente entre el trafico vehicular, y llegamos a casa con el cuerpo cansado, pero con el alma recargada para los próximos días de vida citadina.

TRAVESÍA A MELGAR

Como lo hemos hecho durante el último año, en esta ocasión para la Semana Santa, decidimos nuevamente realizar una ruta por Cundinamarca para conocer más municipios de nuestro departamento, con el fin de que más residentes de la capital se animen a realizar viajes de bikepacking cerca de casa.

Jornada 1: Sibaté, Fusagasugá, Icononzo

Para esta ocasión, el destino escogido es Melgar, un pueblo conocido por casi todos los habitantes de Bogotá ya que es un municipio que se ha convertido en lugar habitual para descansar los fines de semana o donde las familias adquieren una propiedad de recreo para el disfrute de las vacaciones.

 

Para llegar allí en carro existen varias opciones como la vía por Fusagasugá y el Boqueron, o por la vía de la Mesa y Anapoima; sin embargo, decidimos explorar una ruta más recóndita y que nos permitirá adentrarnos en las montañas para evitar tráfico vehicular y disfrutar de paisajes maravillosos.

 

Para empezar, salimos por la calle 80 rumbo a Mosquera y Mondoñedo, pero al superar estos puntos y llegar a la autopista hacia Fusa, seguimos al sur para ir hacia Sibaté, un municipio que tuvo su época dorada en los años 40´s y 50´s gracias a que el Embalse del Muña era un cuerpo de agua que permitía la práctica de deportes acuáticos y era lugar de esparcimiento para la socialité Bogotana de la época. Su gloria terminó cuando el gobierno distrital decidió desviar las aguas del Río Bogotá para aumentar la generación de Energía sin medir las consecuencias de verter aguas contaminadas a este cuerpo de agua. Bien es cierto que su peor momento ya pasó y que se están tomando medidas para enmendar los errores, pero pasará un buen tiempo hasta que los ecosistemas se recuperen a su estado inicial.

 

Para cuando llegamos a la cabecera municipal ya llevamos 43 km y casi tres horas de pedaleo, así que paramos a desayunar una cafetería sobre la vía principal que ya teníamos referenciada por salidas de entrenamiento anteriores, así que aprovechamos para llenar el tanque de combustible porque desde este punto en adelante, todo es territorio por descubrir.

 

La salida la marca el Túnel San Miguel, una estructura que va a cumplir un siglo de construido y cuyo objetivo inicial era el ferrocarril que por muchos años conectó el centro del país con la costa caribe. Desde el peaje que se encuentra unos metros más adelante nos descolgamos por una bajada de 14,5Km ya que esta es la cima de Alto San Miguel, un puerto de montaña con una inclinación promedio del 6% y que es muy visitado por los ciclistas locales.

 

La vía nos sorprende con un estado bastante regular, sobre todo en su parte inicial, además de ser bien angosta para ser una vía de doble sentido; así que decidimos ir con calma y disfrutando el paisaje montañoso evitando así cualquier susto.

 

En 45 minutos llegamos a la población más grande que visitaremos hoy: Fusagasugá, la cual tiene un significado especial para los ciclistas pues es la ciudad que vio nacer a la leyenda del ciclismo “Lucho Herrera” quien fue el primer colombiano en ganar una de las “Tres Grandes Vueltas” con su titulo en la Vuelta España de 1987, además de ser de los pocos a nivel mundial que ganó las clasificaciones de montaña en los tres certámenes más importantes del ciclismo World Tour.

 

Al salir de Fusagasugá, nuevamente se podría retomar la ruta de la Autopista para llegar más rápido, pero como bikepackers, preferimos la vía alterna hacia Arbeláez que hará muy especial este recorrido. Claramente al ser una vía de menor uso y tráfico, el mantenimiento también es precario, pero con las llantas de gravel nos sentimos cómodos y seguros para estas condiciones del terreno. Descendemos otros 15 km y ya nos encontramos en Arbeláez, un pueblo que nos recibe con un buen corrientazo para el primer almuerzo del día y que nos ayudará a la escalada de 10km al 3% del ascenso a Portones. Durante este trayecto cruzamos el municipio de San Bernardo, una población conocida y estudiada por los extraños casos de momificación natural que ocurren con los cuerpos enterrados por esta región; un fenómeno que asombra a particulares y a la comunidad científica.

 

Nos desviamos hacia Pandi y nos despedimos del asfalto para darle la bienvenida al destapado de arena y piedra suelta que le da un picante aventurero a la ruta. Pasadas las 2 de la tarde rodeamos Pandi porque su parque principal está en obra así que cruzamos sin detenernos mucho tiempo rumbo a Icononzo.

 

La división entre Cundinamarca y Tolima la marca el cauce del Río Sumapaz que lo cruzamos sobre el Puente San Jose de Pandi y que también marca el inicio de la subida más retadora de la jornada, el llamado Alto de la Cruz con 13 Km al 5% y con un buen porcentaje de destapado. En el camino visitamos Icononzo, Municipio Tolimense bautizado “el balcón del oriente Tolimense” por su privilegiada localización para contemplar la geografía de este departamento.

 

Visitamos su Iglesia San Vicente de Paul, con una rampa que nos pone a sudar y seguimos el recorrido para superar los últimos kilómetros que nos faltan y coronar el puerto. La cima del puerto se distingue fácilmente por una cruz en madera clavada a la orilla de la vía y por un restaurante que nos cae como anillo al dedo pues las reservas se agotaron totalmente para coronar esta subida.

 

Después de unos pasabocas, dejamos que la gravedad haga su trabajo para recorrer los 16 km de la bajada que es muy conocida y recorrida por los aficionados locales y que en otra ocasión nos programaremos para subir.

 

Con el atardecer asomándose en el horizonte, aterrizamos en Melgar en el hotel que nos hospedara y aprovechamos para recorrer algunas calles del pueblo con la mayor cantidad de piscinas en el país.

Jornada 2: Carmen de Apicalá, Apulo, Anapoima

Como es una salida de pocos días, iniciamos el regreso a Bogotá en esta segunda jornada de viaje. No obstante, aprovecharemos para visitar el municipio vecino de Carmen de Apicalá el cual es también muy visitado como sitio de descanso de los habitantes de la capital. Llegamos a tempranas horas de la mañana a su parque principal y al Santuario Nacional de Nuestra Señora del Carmen y a pesar de la hora, afortunadamente encontramos un local abierto para darnos el segundo desayuno.

 

Para salir del municipio y retomar la autopista, nos dirigimos al norte por una vía destapada y polvorienta perfecta para las bicicletas de gravel por lo que tomamos ritmo y avanzamos a buena velocidad, aprovechando las ventajas de diseño de nuestros caballitos de batalla.

 

Llegamos hasta el cruce del Río Sumapaz en donde un puente en precarias condiciones nos permite conectar con la vía Melgar-Ricaurte, y nos dirigirnos hacia este último municipio no sin antes admirar la grandeza e imponencia de esta corriente de agua que atraviesa los departamentos de Cundinamarca y Tolima con un recorrido de 200km de longitud.

 

Cruzamos Ricaurte asombrados por la cantidad de edificaciones en los numerosos condominios residenciales de gran altura que no son tan comunes en poblaciones de tamaño intermedio como esta, pero que, sin duda, le ha traído gran desarrollo a la región. También Girardot es ahora una ciudad pequeña y es difícil recordar que su economía hace unas décadas era netamente agrícola pero que poco a poco migró al sector turístico como es conocido hoy en día.

 

Posteriormente transitamos por la autopista en dirección a Tocaima y Apulo, justo a media mañana y cuando el sol empieza a calentar y la temperatura a subir. Esto hace que nos restrinjamos levemente en el ritmo que llevábamos pues la humedad te agota poco a poco y es mejor tomarse el tiempo para hidratarse, comer bien y protegerse la piel.

 

Lo anterior sumado a que la vía ya empieza a inclinarse subiendo algunos metros de altitud, nos hace sudar constantemente por lo que nos detenemos en Apulo buscando algo de sombra para aliviar la exposición al sol en su hora más fuerte.

 

De Apulo a Anapoima inicia una subida de 6km con 5% de inclinación, la cual decidimos tomar con calma y sin afán sabiendo que aún es temprano y que la jornada de mañana será la que nos ponga a prueba el estado físico.

 

Coronamos el Alto y descendemos unos cuantos kilómetros hasta Anapoima, donde descansaremos desde temprano la noche para salir con los primeros rayos de sol del sábado santo.

Jornada 3: Mesitas del Colegio, Salto del Tequendama

Despertamos en Anapoima estando aun oscuro según el cronograma de la etapa reina del viaje. Contamos con suerte pues el restaurante contiguo al hotel trabaja con los horarios típicos de la carretera por lo que podemos desayunar muy bien antes de empezar a pedalear.

 

A las 6am rodamos nuestros primeros metros y rápidamente entramos en calor pues el clima templado de la zona y el hecho de que iniciamos con una subida con un modesto 3% de inclinación, hace que las jerseys se abran muy pronto.

 

Llegamos hasta los límites de La Mesa y tomamos el desvío a Mesitas del Colegio, pues seguir por la autopista nos llevaría hasta la Gran Vía para entrar a Bogota, y esa es una ruta que ya conocemos, por lo que preferimos desviarnos y entrar por el salto del Tequendama que es un recorrido que hemos escuchado por largo tiempo y no habíamos tenido la oportunidad de visitar.

 

Aprovechamos el descenso de casi 14 km hasta el puente que pasa por el Río Bogota, porque desde ese punto no hay tregua hasta la cima que se encuentra a 36km y 1780 metros mas arriba. Aunque sabíamos lo que nos esperaba, nos toman por sorpresa los primeros kilómetros para llegar a Mesitas porque nos encontramos unas rampas doble digito que rápidamente hacen quemar las piernas y movernos en la bicicleta para no poner el pie a tierra. ¡Y que cerca estuvimos!

 

Como en toda travesía, los imprevistos técnicos aparecen, pero esta vez contamos con suerte pues el pinchazo nos ocurrió saliendo del pueblo, pero justo frente a un taller de bicicletas por lo que el trabajo de despinche se facilitó bastante.

 

Continuamos por la vía que como muchas otras lamentablemente no tiene berma para que los ciclistas tengamos un espacio más seguro para transitar. Sin embargo, nos sentimos bien acompañados pues ciclistas de todo tipo salieron a realizar su entrenamiento por esta vía, así que el cruce de palabras de ánimo motiva para continuar el reto.

 

Superando el 50% del puerto, nos detenemos por unos minutos en un parador sobre la vía que tenía muy buena pinta pues se veían filas de personas para la compra de amasijos. Así que decidimos probar algunos de estos manjares y estirar las piernas para recuperar algo de fuerzas para lo que falta.

 

Finalmente, en el km 47 divisamos el paisaje más esperado de la aventura: La cascada del Salto del Tequendama, de la cual hacemos una primera panorámica a lo lejos, pero finalmente nos detenemos al borde de la carretera frente al llamado en sus inicios Castillo de Bochica, construido entre 1923 y 1927, pero que fue usado como estación de tren, hotel, restaurante, y ahora como museo y centro de interés cultural y turístico. Esto último uso es bastante notable pues la cantidad de carros y peatones en la zona reflejan el interés que un lugar como estos despierta entre locales y visitantes.

 

Continuamos algunos minutos de pedaleo hasta llegar a la Vereda de El Charquito, que, aunque parece una población más, tiene una carga histórica muy significativa pues es el origen de la empresa de energía de Bogota desde principios del Siglo XX con la hidroeléctrica que inició su funcionamiento un 7 de agosto del año 1900.

 

Ahora ya solo nos quedan poco más de 34 km para llegar a casa por la misma ruta por la que salimos sobrepasando el desvío a Sibaté y cruzando los Municipios de Mosquera y Funza. Eso sí, las fuertes corrientes de viento nos llevan al límite y agotan nuestras reservas de energía…Pero al fin y al cabo este es un aspecto de viajar en bicicleta que así como se sufre también se disfruta, especialmente al llegar a casa y pensar en todo lo que hicimos y conocimos en tan solo 3 días.