TRAVESÍA NEIVA

Hemos tenido la oportunidad de recorrer miles de Km de Colombia gracias a la bicicleta y a la fascinación que tenemos por descubrir nuevos lugares de nuestro país. Cada vez cubrimos mas regiones, pero el sur-occidente es aun un lienzo en blanco listo para llenarlo de color y grabarlo en nuestra memoria.

 

Con esto en mente, programamos la travesía a Neiva para iniciar el año 2023 como más nos gusta.

Jornada 1: Bogotá, Fusagasugá, El Guamo

El recorrido comienza saliendo por la ruta habitual por la calle 80 con dirección al municipio Sibaté, pasando por Mosquera y Mondoñedo. En las primeras horas de la mañana se percibe un ambiente misterioso pues al ser el primer día del año, las carreteras tienen muy bajo trafico y las personas locales poco se ven ya que la mayoría deben estar en un descanso profundo tras las festividades del año nuevo.

 

Por este mismo motivo, decidimos tomar la vía Fusagasugá-Girardot que es una carretera de altísimo flujo vehicular y que no nos habíamos animado a recorrer, pero al ser esta fecha tan particular, presumimos que el tráfico va a ser menor y podremos disfrutar mejor el camino.

 

Pasamos el Peaje Chusacá y nos recibe el primer ascenso del viaje de casi 5km desde el sector El Charquito hasta el reconocido Alto de las Rosas, un puerto de montaña larguísimo que tendremos que conquistar en el camino de regreso.

Iniciamos el descenso hasta Fusagasugá, y la carretera nos va mostrando su verdadera cara cuando comienzan a aparecer fuertes imperfecciones en la superficie del asfalto que nos obligan a bajar con extrema precaución y realizando maniobras para esquivar huecos y resaltos que pareciera están por doquier.

 

El estado de la vía nos tomó un poco por sorpresa, pero a medida que avanzamos, la cosa se puso aún más retadora pues existen varios frentes de obra para la restauración de la vía que ocasionan el cerramiento de uno de los carriles y por lo tanto solo deja uno para el transito de todo tipo de vehículos, – incluyendo bicicletas – ; por lo que estos embudos los recorrimos con una fila de carros persiguiéndonos a tan solo unos metros de nuestras llantas. Es inevitable sentir ansiedad en este tipo de situación, no obstante, no se puede perder la concentración y seguridad en la conducción de la bicicleta o de lo contrario el riesgo de accidente se hace demasiado grande.

 

Afortunadamente, la velocidad del descenso hace transcurrir esos kilómetros relativamente rápido hasta llegar a Fusagasugá, en donde un breve ascenso nos permite cambiar la posición de los músculos y saludar el monumento a Lucho Herrera, ciclista icónico de los años 80´s que dejó el nombre del país en lo más alto de las competiciones europeas.

 

Seguimos el descenso por el Boquerón de Chinauta un segmento muy especial cuya parte final tiene numerosas curvas pronunciadas que demandan toda la atención de los pilotos de los vehículos que la transitan; además tiene un atractivo turístico muy llamativo llamado la Nariz del Diablo, una formación rocosa que sobre sale de la montaña y en donde todo turista se detiene a tomar la foto.

 

Pasamos los turísticos municipios de Melgar y Girardot, pero ya siendo casi el medio día nos detenemos en un parador al borde de la carretera para brunch que hace rato nos está pidiendo el cuerpo.

Como no podía faltar en esta época del año, llegando al cruce de Ricaurte nos cae una tormenta intensa, pero de corta duración, no obstante, es suficiente para que toda nuestra ropa quede totalmente mojada y los zapatos inundados. Menos mal estamos en “tierra caliente” así que más allá de una ligera incomodidad, la lluvia no afecta nuestro recorrido o desempeño.

 

Siguen corriendo los kilómetros y cruzamos El Espinal, con una parada para el típico salpicón con helado, y a media tarde alcanzamos nuestra meta llegando al Guamo-Tolima después de 176Km, justo a tiempo pues el sol estaba brillando con fuerza y la temperatura no daba tregua.?

Jornada 2: El Guamo, Neiva, Rivera

Después de una noche que incluyó una caminata por el pueblo y su parque iluminado, salimos antes del amanecer pues es clave aprovechar la penumbra de las primeras horas del día para evitar algunas horas de sol.

 

Para salir preparados y aprovechar al máximo la temprana salida, desayunamos en la habitación del hostal con algunos huevos cocidos acompañados de jugo y avena. Esto nos debería alcanzar para recorrer aproximadamente 50km cuando estemos cruzando Natagaima y entonces buscar un restaurante donde desayunar.

 

Según lo programado, este punto lo alcanzamos antes de las 7.30am en donde estiramos las piernas y tomamos el segundo desayuno para continuar con la ruta ágilmente, pues el sol aun no sale con fuerza.

 

Seguimos rodando a buen ritmo por una carretera de carril sencillo, en su mayoría en buen estado y recta pero no plana pues a diferencia de lo que presupuestamos y de lo que indica el sentido común, numerosos columpios se esconden en la longitud vía que interrumpen el ritmo de pedaleo y hacen que el desgaste sea mayor.

 

Sin embargo, los cultivos de arroz y frutales a lado y lado de la autopista, los pasos de nivel sobre varias corrientes agua, el paisaje montañoso y la presencia del Río Magdalena, son detalles en los que nos enfocamos para que el cansancio y desgaste del cuerpo se sienta menos.

 

Después de almorzar en Aipe-Huila, el sol ya no nos da mucha tregua y brilla sobre nuestros ya fatigados cuerpos, pero manteniendo la hidratación en buen nivel, pedaleamos sin cesar avanzando kilómetro a kilómetro, para finalmente aproximadamente a las 3.30pm llegar a la entrada de la “capital del Río Magdalena” como se le conoce a Neiva. Sin embargo, no ingresamos a la ciudad pues el plan es seguir hasta el municipio de Rivera, famoso por sus baños de aguas termales y que son un excelente plan de recuperación después de una travesía como esta.

 

Para rematar, solo nos queda subir los 6km que hay del cruce a Campoalgre hasta Rivera que hacemos el ascenso en una inesperada cicloruta que hace el segmento más amable, aunque a esta altura ya todos los músculos del cuerpo están adoloridos.

 

Coronamos y como siempre damos la vuelta en el parque principal, identificamos un restaurante agradable para la cena y nos dirigimos al hostal para descargar, asearnos y salir a conocer este lindo municipio.

Jornada 3: Rivera, Desierto de la Tatacoa, Natagaima

Después de recargar energías en las famosas y tradicionales aguas termales de Rivera, estamos listos para enfrentar las siguientes 4 etapas que nos llevarán de regreso a Bogotá.

 

La etapa de hoy es muy especial puesto que dejaremos atrás la autopista para adentrarnos a la región desértica de la Tatacoa, aunque no atravesaremos el desierto, sí transitaremos por una perimetral de muy bajo trafico y mezcla de paisajes inigualables.

 

Pero antes de eso, debemos bordear Neiva tomando la misma ruta de llegada, y tomar el desvío para llegar a Fortalecillas, hasta el desvío que nos dirige al aeropuerto de la ciudad en la zona norte. Ahí salimos del casco urbano en dirección al municipio de Fortalecillas, reconocido por ser centro de fabricación de los bizcochos de achiras, en donde hacemos una primera parada para el segundo desayuno.

 

Seguimos la ruta hasta el desvío a Tello pero tomamos la dirección norte, la cual es una vía asfaltada con algunas mejoras por hacer, pero en general se encuentra en muy buen estado y con mínimo flujo vehicular. Mientras rodamos por esta ruta nos maravillamos como los numerosos sonidos de insectos y aves que se encuentran ocultos entre la vegetación circundante. Es un poco contradictorio que, en un ambiente supuestamente desértico, sea donde mas hemos notado la gama de voces de todos estos seres que conviven en el ecosistema.

 

Tras unos minutos rodando, debemos hacer una parada para contemplar la panorámica del desierto que contrasta con la silueta de la cordillera oriental que se divisa en el horizonte en dirección opuesta. Nos cautiva que en tan solo unos kilómetros se pueda ver tanto de la topografía colombiana.

 

Hasta la media mañana el clima fue benevolente, pero poco a poco el sol sale y la temperatura aumenta así que retomamos un paso constante para llegar a Villavieja y parar a comer y descansar. Al llegar, nos sorprendemos por los letreros que dirigen a La Fábrica, una instalación que ha sido pensada para que los turistas tengan un lugar de diversión con música, arte, y cerveza artesanal. Obviamente somos los primeros en llegar en el día, pero nos da la oportunidad de conocer el lugar con calma, detalle, estirar las piernas caminando un poco y refrescar la garganta con cerveza elaborada en Antioquia pero que pronto será Huilense.

 

En un rato tan agradable, se nos pasa el tiempo volando, así que después de medio día retomamos camino hacia el puerto de Villavieja para tomar el transporte acuático que nos ayudará a cruzar el Río Magdalena y aterrizaremos en Aipe para rodar los últimos kilómetros hasta Natagaima.

 

Es toda una experiencia nueva para nosotros el cruce del río en lancha, pero más es el camino desde la orilla del Río hasta Aipe, pues es un “single track” muy divertido pero interrumpido por corrientes de agua que tenemos que cruzar a pie y con bicicleta al hombro. Afortunadamente todos los tramos fueron transitables y nos llevamos un recuerdo inolvidable.

 

De Aipe a Natagiama hay poco menos de 50km, y aunque ya los habíamos transitado en dirección opuesta, no se hacen mas fáciles. El sol no nos da tregua y los columpios nos drenan las fuerzas. Sin embargo, el avance se logra y llegamos al destino a buscar unas buenas onces y después la cena.

Jornada 4: Natagaima, El Espinal, Melgar

Para la cuarta etapa llegaremos al famoso Melgar, municipio de Cundinamarca bien conocido por ser muy turístico y típico destino de las familias capitalinas para disfrutar de sus piscinas y toboganes.

 

Para llegar a este punto tendremos que salir muy temprano de Natagaima para ahorrar algunas horas de sol puesto que tendremos que afrontar el temible Alto del Boquerón, especialmente duro no solo por la inclinación y temperatura, sino por el alto flujo vehicular que además se intensifica por estas fechas.

 

Según el plan, arrancamos en la madrugada aun en la oscuridad y tomamos la autopista con dirección Norte cruzando las poblaciones de Saldaña, Guamo y Espinal. A este ultimo municipio entramos a media mañana por lo que es momento de parar a desayunar y recargar energías.

 

En este día, el clima ha sido benevolente entonces arrancamos nuevamente para seguir recorriendo kilómetros antes de que se vayan las nubes y suframos la inclemencia del sol. Sin embargo, llegando al cruce para Girardot, Ibagué y Bogota, la suerte se aleja y empieza a asomarse el sol y a sentirse el rigor de la temperatura.

 

Debido a las obras de mantenimiento y ampliación de la Autopista, largas filas de carros se forman en la carretera, por lo que debemos maniobrar por la berma y a través de frentes de obra y accesorios de señalización. Afortunadamente todo lo podemos hacer de manera segura y a buena velocidad entonces nuestro cronograma se cumple llegando a la “ciudad de las piscinas” al medio día.

Jornada 5: Melgar, Icononzo, Pandi, Chinauta

Para este penúltimo día nos preparamos para hacer una jornada de alta montaña pues en menos de 70km escalaremos 2.200 metros para llegar a las afueras de Fusagasugá.

 

Debido a la existencia del Túnel del Sumapaz, por el cual transitan todos los carros que se dirigen a Bogotá pero el transito de ciclistas es prohibido, debemos tomar la ruta alternativa subiendo el Alto de la Cruz y aterrizando en Icononzo.

 

Son varios kilómetros adicionales y muchos optarían por pedir un aventón a un buen samaritano que los cruce el Túnel, pero en nuestro caso preferimos sumar este puerto de montaña a nuestros palmares y crear el video que ayude a nuestra comunidad a conocer estos caminos del país.

 

La vía es asfaltada, pero en un estado deteriorado, nada que preocupe a las bicis de montaña o gravel, pero para los de ruta si es un factor a considerar.

 

Coronamos y descendemos hasta Icononzo donde comemos un desayuno super completo y cargado pues ya se han quemado varias calorías y aun falta mas de la mitad del recorrido.

 

El segmento hasta Pandi es en su mayor porcentaje de superficie destapada y en bajada hasta el puente natural de Iconozo y la llegada a su centro contemplando la iglesia recientemente renovada.

 

En Pandí, tomamos la vía que de nuevo nos llevará a la autopista, al otro lado del Tunel, siendo una carretera relativamente plana y superficie mixta que nos permite avanzar a buena velocidad.

 

Empezamos la segunda escalada a las 11am acompañados carros, camiones, motos, y buses. El sol aparece y debemos afrontar los primeros kilomentros mas difíciles con curvas cerradas, inclinaciones altas y via estrecha y alto flujo vehicular…Mejor dicho un coctel de situaciones que demandan toda nuestra atención y destreza para no cometer errores.

 

Afortunadamente, el ultimo segmento es mucho mas recto y nos da un respiro pero tan pronto vemos los restaurantes adyacentes a la carretera que caracterizan la población de Chinauta, escogemos uno de ellos para darnos un banquete de almuerzo con unos refrescantes jugos de fruta natural congelados. Justo lo necesario.

 

Con solo unos metros por recorrer hasta el hotel, podemos estirar las piernas y disfrutar del resto de la tarde con un clima muy agradable a las afueras de Fusagasugá.

Jornada 6: Chinauta, Silvania, Funza, Bogotá

Llega la última Jornada y nos despierta el golpeteo de las gotas de lluvia sobre las tejas del hotel donde pasamos la noche. Un amanecer totalmente opuesto al que hemos vivido las anteriores jornadas. Siendo honestos no es nuestro clima favorito, pero viendo que avanza el tiempo y no escampa, asumimos la situación y emprendemos camino poco después de las 7am.

 

Afortunadamente, como iniciamos en subida, rápidamente el cuerpo entra en calor y la incomodidad de la lluvia y la ropa mojada es bastante aceptable.

 

Terminamos el Puerto de montaña Alto de Boquerón y hacemos una pequeña pausa en la cima para observar la cadena montañosa de la cordillera que estamos superando y las obras viales que mejoraran el corredor para todos los turistas y locales. Como es indispensable, una vez llegamos a la rotonda con la estatua en honor al ciclista Lucho Herrera nos tomamos la foto del recuerdo, aunque en esta ocasión toca tomarla desde lejos porque el flujo de trafico es intenso y es difícil cruzar.

 

Tenemos un corto descenso que hacemos a toda marcha hasta la población de Silvania en donde nace el reto mas importante del día, Alto de las Rosas, reconocido puerto por ser el lugar de entrenamiento de Lucho y que forjaron las piernas y el carácter del ciclista que ganó por primera vez una de las 3 grandes para el país. Recordamos estos hechos como motivación para afrontar el ascenso de 26km con pendiente promedio del 5%.

 

Debido a los numerosos frentes de obra en la autopista, durante la subida pasamos por varios escenarios: uno en donde los carros van a toda velocidad y debemos resguardarnos de ellos en la berma y evadiendo los obstáculos por las señalizaciones de las obras; y otro en el que el trafico esta detenido completamente y los pasajeros nos ven pasar animándonos mientras esperan pacientemente la apertura del paso….¡¡¡Toda una montaña rusa de sensaciones!!!…

 

Llevamos un ritmo constante, pero mas bien lento, se nota el acumulado de kilómetros de los últimos 6 días en las piernas, pues ya las fuerzas van al límite y la energía escasea. Completamos el ascenso al medio día y nos descolgamos por la doble calzada como si no hubiera un mañana a 50km/h. hasta el Peaje Chuzacá.

 

Después de este punto de referencia, entramos en terrenos conocidos por Mondoñedo, Mosquera, Funza y la entrada a Bogotá por la calle 80, lastimosamente el clima nos recibe con una lluvia que nos hace extrañar el calor del Huila y el Tolima, pero que sabiendo que estamos próximos a llegar a casa, entregamos las fuerzas que nos quedan para llegar pronto a descansar.

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