Cuando se habla de viajar en bicicleta, se puede caer en el error de creer que hay que dejarlo todo y vivir sobre la bicicleta, o por lo menos disponer de varias semanas para llegar a los rincones más alejados. Sin embargo, antes de llegar a eso o simplemente no es el objetivo, existe la opción de realizar viajes cortos en las cercanías del lugar de residencia y que ofrece una experiencia muy especial.
Pensando en las alternativas que aconsejaríamos para alguien que esté incursionando en el bikepacking, diseñamos una ruta cerca a Bogotá de 3 dias que permite conocer municipios y rutas del departamento que probablemente no se visitarían en otra circunstancia.
Jornada 1: Bogotá, La Vega, Laguna del Tabacal, San Francisco
Para descubrir el occidente de Cundinamarca, salimos por el occidente de la capital rumbo a la Vega y San Francisco en donde tendremos nuestro “punto de concentración”, y continuaremos para visitar la Laguna de El Tabacal, un escenario natural con un hermoso espejo de agua, extraordinaria vegetación y una isla flotante.
Transitamos por la ciclorruta de la calle 80 que nos permite avanzar mucho mas rápido que los vehículos ya que debido a un accidente se encuentra parcialmente taponada un con un flujo muy lento.
Recorremos la doble calzada que es usada a diario por cientos de trabajadores de los parques industriales y fabricas que en las últimas dos décadas se han instalado en la sabana como un punto estratégico para suministrar bienes y servicios a Bogotá.
Superamos el bien conocido Alto del Vino y descendemos los 30km de bajada hasta la Vega pero haciendo una corta parada en la tercera salida hacia San Francisco para dejar el equipaje en el hotel donde descansaremos las siguientes dos noches.
Llegamos a la Vega y nos detenemos en el parque principal para darnos un bueno segundo desayuno de media mañana y así tener las energías a tope para iniciar el ascenso a la Laguna de El Tabacal. La subida es en carretera pavimentada en regular estado y con tramos adoquinados, de 3.5 km al 8% de inclinación promedio.
Alcanzamos la portería del Parque Ecológico El Tabacal poco antes de los 30 minutos de iniciar el ascenso en el río Tobia, y aprovechamos su tienda para recargar agua en los bidones y quitarnos mangas y guantes porque ya se sienten los calurosos 24°C de la región.
A partir de este punto nos despedimos del asfalto y nos adentramos en vías totalmente destapadas. Con las bicicletas de gravel, nos sentimos confiados en un principio ya que la vía, aunque con piedras, es un terreno bien asentado y firme. No obstante, lo que empieza como una emocionante bajada de 4km se torna un tanto dolorosa y desgastante ya que la densidad de rocas aumenta y la pendiente también por lo que el cuerpo se tensa y los músculos se fatigan por las vibraciones y el accionamiento constante de los frenos.
Llegamos a la tienda la esperanza y la entrada a las cascadas el Chupal, otro atractivo ecoturístico de la zona y que visitaremos en otro momento. Picamos algunos pasabocas y retomamos la vía rumbo a el sector conocido por los locales como “la llanta”. A esta altura del recorrido y habiéndonos adentrado cada vez mas en la montaña, las curvas e inclinaciones de la vía se vuelven mas exigentes y los caminos y cruces más inhóspitos. Tanto así, que de hecho cometimos el error de seguir derecho, vía a Vergara en lugar de hacer el cruce correcto hacia el oriente, lo que nos costó unos 30 minutos y varias calorías ya que con inclinaciones del 18% y 20% ese kilometro extra hubiera sido mejor ahorrarlo.
Una vez en el sendero correcto, las condiciones siguen siendo mas retadoras ya que la pendiente sigue siendo doble digito y la superficie cada vez mas rocosa y suelta. Además, cometimos el error de hacerlo sin guantes lo que nos provocó algunas heridas en las manos por la fricción con el manubrio dificultando aun mas la maniobrabilidad de la bicicleta.
Cuando te enfrentas a un terreno tan montañoso como estos, se debe evaluar la eficacia de afrontar estos duros segmentos sobre la bicicleta ya que, aunque es un reto no poner pie a tierra, puede llegar a ser un gasto de energía muy alto y pagar el precio después, especialmente cuando no se conoce el trayecto restante. Teniendo en cuenta esto, hubo varios segmentos de unos cuantos metros que debimos caminar pero con paciencia los sobrepasamos hasta llegar al sector “olla grande o la llanta” en donde encontramos una cancha de Tejo y una tienda que después de casi 2 horas de no ver ni un alma se siente como si volviera a la civilización.
Después de pasar el tramo más difícil y tomar unos pasabocas seguimos por lo que sabíamos seria un descenso mucho más rápido y ágil que el tramo anterior. Hasta este punto el clima nos había favorecido pero terminaremos el día con una lluvia de baja intensidad pero constante que nos acompaña hasta la llegada a San Francisco.
Ya con la ropa mojada apresuramos el paso para estar lo menos expuesto al frío y nos refugiamos en un restaurante en el centro del pueblo para almorzar y recuperar algo de calor. Terminamos la tarde con la llegada al hotel para poner a secar la ropa y descansar para la siguiente aventura.
Jornada 2: La Vega, Nocaima, Tobia, Villeta, Sasaima
Para la segunda jornada aprovecharemos la ubicación estratégica de San Francisco para visitar tantos municipios de la zona como sean posibles.
Con esto en mente, en el km 14 saldremos de la autopista a Villeta hacia Nocaima por un ascenso de 7.3km al 5.6% de pendiente sobre una vía pavimentada, pero en muy regulares condiciones, perfectas para la bicicleta de Gravel pero dudamos eso piensen todos los vehículos que transiten por la zona.
Poco antes de los 4 km pasamos por el parque central de Nocaima para conocer su iglesia, pero estaba cerrada, así que seguimos hasta terminar el alto justo donde la vía se divide para llevar a Vergara o Nimaima.
Seguimos por unos metros planos y después afrontamos un descenso de 3km que nos pone a sudar ya que la vía tiene curvas muy cerradas e inclinaciones negativas muy altas que fuerzan los frenos y las manos, además de maniobrar constantemente para evitar los huecos o sobrepasar segmentos de vía destapada.
A media mañana llegamos a Nimaima, en donde en su plaza de mercado encontramos un desayuno con caldo de papa que nos recarga de energías y nos hace ponerle buena cara al pinchazo que tuvimos que reparar.
Ahora nos dirigimos a Tobia, un municipio muy conocido por la practica de deportes extremos y de aventura; y como su publicidad lo indica, es toda una aventura llegar porque la carretera es un descenso que te sube la adrenalina ya que casi en su totalidad es destapada y muy angosta.
Aterrizamos por el norte de municipio y nos encontramos con un trafico que se asimila a algo que encontrarías en algunos barrios de Bogotá puesto que, aunque las vías son angostas, es tanto el flujo de vehículos turistas que la movilidad es bastante lenta; no obstante nos alegramos por los locales ya que es una oportunidad económica muy favorable y que esperamos siga creciendo.
Habiendo sobrepasado Tobia, el siguiente objetivo es Villeta a través de la autopista que ya conocemos. Pensamos iba a ser un segmento de transición sin embargo los 38°C de medio día, convierten estos casi 10km en una de las pruebas fuertes del día.
Escogemos bien el restaurante en Villeta y nos podemos dar un delicioso almuerzo de pechuga de pollo con papas. Posteriormente nos ubicamos en la vía que conduce a Sasaima que pasa sobre el Río Villeta dando inicio al Alto San Vicente, un puerto de 15km al 4% y que comparte sus primeros kilómetros con el respetado Alto la Tribuna.
Como lo preveíamos, el trafico por esta carretera es muy movido y con todo tipo de vehículos, grandes y pequeños, de carga y de viajeros. Aunque el ancho de la via permite tener un carril imaginario por el cual transitar, nos son pocas las veces que debemos ajustarnos bien a la derecha para prevenir cualquier desequilibrio por el paso de un camino o bus.
A los 10 km del ascenso alcanzamos las vías de ingreso a Sasaima en donde hacemos una parada corta para hidratarnos y continuar los 5km restantes que nos quedan de la subida. Tomamos el desvío hacia la Vega y ya el trafico es mucho menor pero la vía tiene tramos de destapado que siguen drenando las energías que cada vez están mas agotadas.
A mitad del recorrido nos abandona el sol y llega la lluvia no muy intensa pero que si ocasiona que en los descensos debamos tener precaución con los huecos que pueden ocultarse bajo los charcos.
Finalmente, al terminar la tarde llegamos nuevamente a La Vega y os quedan 7km para llegar nuevamente a San Francisco por la doble calzada que hace parte de un de los puertos de montaña mas visitados por los residentes de Bogotá.
El ejercicio de subida nos trae una temperatura corporal mas agradable, pero el dolor en las piernas por el esfuerzo acumulado ya hace mella y ya pensamos solo en cumplir el recorrido y llegar a descansar.
Nos despedimos de esta travesía con un espectacular atardecer que apreciamos desde la vía, mientras los vehículos nos sobrepasan y al ver el cruce a San francisco pensando en todo lo que conocimos, nos asegura una vez mas que viajar en bicicleta es una experiencia única.