Han pasado poco mas de dos meses desde la Travesía a Los Nevados, y llega la Semana Santa del 2021, que aun sigue teniendo un aire algo extraño por la pandemia.
Aun así, hay que aprovechar el tiempo disponible por lo que decidimos conocer más Santander con un circuito de ida y vuelta, en el que atravesaremos el área metropolitana de Bucaramanga.
Jornada 1: Bogotá, Barbosa, Velez
Existen diferentes caminos para llegar a la capital del Santander. Nosotros escogimos llegar por el occidente para completar un circuito en el que no repitiéramos camino.
La primera jornada consiste entonces, en llegar a uno de los pueblos más icónicos y sonados del departamento debido a la fabricación de un manjar muy colombiano y que para muchos ciclistas es parte de su dieta básica: Velez, Fábrica del bocadillo veleño.
Para completar esta primera etapa, usaremos la bien conocida autopista Bogotá – Tunja hasta el Puente de Boyacá, en donde nos desviaremos para ir por Samacá – vía Villa de Leyva.
Iniciamos con un clima muy frío de madrugada como es usual, pero a medida que amanece y transcurre la mañana el cielo no despeja y anticipamos que va a ser una jornada pasada por agua. Tenemos que avanzar con chaquetas puestas, lo que en ocasiones se torna un poco incomodo ya que en las subidas sientes calor y te la quieres quitar, pero en plano o descenso es invaluable el abrigo y protección que presta.
Avanzamos a buen paso y a media mañana recorremos los primeros 90km hasta el Puente de Boyacá y cruzamos la autopista para tomar la vía a Samacá y Villa de Leyva. Es un buen cambio de paisaje ya que la avenida no tiene un flujo vehicular tan alto y la vegetación pasa de pastizales y cultivos verdes, a terreno arenoso, escarpado y un tanto desértico. Escenario especialmente cautivador durante todo el descenso de 10 Km de Alto Desaguadero.
Pasamos el cruce a Villa de Leyva y seguimos hacia Santa Sofía, pero antes haremos una parada para almorzar por que ya es medio día. Justamente mientras tomamos nuestra hora de almuerzo, la nube gris que venía cubriéndonos decide descargarse y mojar el ambiente; pero como si estuviera alineados con nuestros objetivos, escampa unos pocos minutos antes de retomar camino. Que fortuna y que buen presagio para esta travesía!!.
Con renovadas energías afrontamos el Alto de Santa Sofía, un puerto de 7.7km al 3.7%, una subida no muy larga y tendida sobre buen asfalto. Pasamos el municipio y viene un descenso de casi 30 km que nos permite avanzar sin gastar las reservas de energía que debemos a administrar por el resto de la tarde.
Llegamos a Moniquirá, municipio muy conocido por motivos de religión católica, pero no hacemos parada ni vuelta al parque porque el tiempo sigue avanzando y queremos llegar con la luz del día a nuestro destino, así que lo dejamos para una próxima ocasión.
Hacemos el transito de Moniquirá a Barbosa en donde termina el descenso y empieza el ultimo ascenso del día de 20 Km pero dividido en dos segmentos, un primer puerto de 8Km, bautizado por nosotros como Puerto Mirla, y un segundo tramo hasta Velez de 5km y que es la primera parte de Alto Paloblanco.
Ya se siente el cansancio, pero el inconfundible olor a guayaba se siente en gran parte del recorrido tanto por los cultivos como por las fabricas a lo largo de la carretera. Esta particularidad no distrae, nos hace pensar en la maravilla que es la tierra, en el arduo trabajo de los campesinos, en el tradicional proceso de fabricación del bocadillo, en los famosos ciclistas que lo han usado como alimento…..bueno es inagotable el tema, pero lo importante es que nos ayuda a terminar de dar los últimos pedalazos después de una larga jornada.
Justo en el ocaso llegamos a Velez, y a nuestro hospedaje. Lamentablemente no podemos disfrutar del parque principal porque se encuentra en obra, y además llegamos en pleno apagón eléctrico; pero sin darle mayor trascendencia a estos eventos fortuitos, vamos a buscar un buen plato de comida y esperamos que regrese el flujo eléctrico para refrescarnos y descansar para la jornada del siguiente día.
Jornada 2: Velez, Landazuri, La Lizama
Despertando temprano salimos de Velez a las 6:00am con una temperatura que nos recuerda bastante a Bogotá, pero le hacemos frente bien protegidos y sabiendo que no durará mucho porque tan pronto salgamos de Velez continuaremos el ascenso a Alto Paloblanco, del cual nos faltan poco mas de 12 km para su cima.
El recorrido nos sorprende con un entorno en el que se combina la luz del amanecer, una capa de nubes que extraña pero mágicamente se mueve bajo el nivel del suelo, el olor a campo y montaña y la ausencia casi total de carros, hacen que esta ruta se sienta de un mundo de fantasía. Que lindo es seguir conociendo todos los rincones de Colombia!!.
Llegamos a la cumbre, y comemos un pasaboca que teníamos guardado. Iniciamos el descenso de casi 60Km el cual también es un deleite para el espíritu por el contraste de las montañas verdes con el azul del cielo y el sol a nuestras espaldas. Avanzamos a gran velocidad y nos sorprendemos al ver un grupo de ciclistas disfrutando de esta remota ruta, lo que comprueba que la pasión por la bici no tiene límites.
Hacemos una pausa en la población llamada Gualilo para darnos un desayuno completo antes de seguir, y ya que hemos bajado casi 1.000 metros guardamos chaquetas para aclimatarnos mejor para lo que nos espera.
Continuamos el descenso y la cosa se pone mas emocionante para la bici de gravel ya que, aunque el mayor porcentaje de la vía es asfaltada, existen unos buenos tramos de destapado que hacen interesante el recorrido, pero apostamos a que los conductores de vehículos de carga no opinan lo mismo.
Las siguientes poblaciones grandes que cruzamos son Landazuri y Cimitarra y el sol y la altura empiezan a sentirse con fuerza, por lo que es momento de estar vigilantes de la comida e hidratación así que paramos en el parque de Cimitarra para comer un segundo desayuno, guardar mangas y guantes y refrescarnos al lado de un ventilador.
El próximo punto de referencia será el cruce para entrar a la Ruta del Sol que se encuentra a aproximadamente 30 km en la población de Puerto Araujo. Aunque la altimetría que muestra el mapa es plana, siempre hay unas buenas subidas y bajadas que hacen que el esfuerzo sea un poco irregular y cansador.
A la 1pm alcanzamos la anhelada Ruta del Sol Sector II, y aprovechamos que hay varios restaurantes para almorzar y descansamos aproximadamente una hora.
Cuando reiniciamos, en seguida nos damos cuenta que los 90 kilómetros no van a ser fáciles, y no solo porque son muchos kilómetros sino porque existe bastante tráfico pesado y, a diferencia del Sector I que ya conocemos, la autopista es aun de carril sencillo y con espacio muy limitado para transitar.
Cuando son estas son las circunstancias, usualmente se puede recurrir a la berma, que no tiene el mejor asfalto, esta sucia y con obstáculos varios; pero en esta ocasión el escenario es aun menos favorable por que se encuentran desniveles muy amplios entre nuevo y viejo pavimento, por lo que nos vemos forzados a estar subiendo y bajando estos desniveles frecuentemente. Esto además de representar mas gasto de energía, es un riesgo constante ya que, si no se toma con buen ángulo para subir el desnivel, la llanta podría patinar y causar una caída.
Pero sin mas alternativas, debemos afrontar las condiciones como son, así que elegimos ir controladamente y teniendo mucho cuidado con los cambios en la superficie del pavimento.
Pedaleo tras pedaleo, se van consumiendo los kilómetros. Hacemos una parada para tomar y comer algo a media tarde y seguimos. Se va acabando la luz del día y aun nos quedan 25km y aunque nos alcanza a coger la noche y debemos encender luces para ver el camino, no es por mucho tiempo y a las 7pm llegamos a La Lizama y al hotel usado por viajeros de todo Colombia.
Una etapa larga y difícil pero que llegamos a nuestro destino a salvo que es lo más importante. Comemos bien y tratamos de dormir la mayor cantidad de horas posibles.
Jornada 3: La Lizama, Hidrosogamoso, Giron
Con 2 jornadas de casi 200km en las piernas, esta tercera jornada la programamos mas corta con aterrizaje en Girón. No obstante, no va a ser totalmente relajado ya que en nuestro camino se encuentra Alto Brisas, un puerto de 25km al 4%.
Amanecemos con un clima muy agradable y fresco y tomamos un buen desayuno en el hotel. Salimos a las 7:30am e iniciamos tranquilos ya que aun tendremos que lidiar con el trafico pesado con el que terminamos el día anterior.
No obstante, para fortuna nuestra, a los pocos kilómetros se encuentra el cruce para dirigirse a Santa Marta y dá paso a la autopista de doble calzada, que aunque con tramos en obra, es mucho mejor, cómodo y segura que el segmento anterior.
Disfrutamos de esta sección con algunos sube-y-bajas pero admirando las instalaciones de la industria petrolera típica de esta zona. Tanques de almacenamiento de miles de metros cúbicos, se enfilan a lo largo de la vía haciendo del paisaje uno muy peculiar y que no habíamos visto antes.
El calentamiento se acaba en el km 18 al llegar al peaje del Río Sogamoso y poco mas adelante en el puente la Paz, en donde podemos admirar de primera mano los muros de contención y compuertas de Hidrosogamoso, la cuarta generadora mas grande del país.
Nos tomamos las fotos de rigor y reiniciamos para afrontar el puerto de montaña de categoría especial. Tendremos que avanzar con mucha atención ya que nuevamente la vía es de una calzada, con un muy buen asfalto, pero con sectores con berma bastante limitada.
En el camino nos encontramos con dos túneles, uno de 1.7km y otro de unos 500 m. Los dos son con inclinación por lo que nuestro avance no es muy rápido y alcanzamos a tener algunas sensaciones de encierro o ahogo, especialmente por los soplos de aire caliente cada vez que pasa por nuestro lado un vehículo. Sin embargo, en momentos así hay que mantener la calma ya que es más una situación mental y no tanto física, por lo que visualizar la salida y mantener un pedaleo constante sin sobre agitarse ni exaltarse, es la mejor estrategia para superar estos tramos.
Al final, la ruta nos recibe con una vista panorámica de la presa y del camino superado que recompensa las pruebas superadas.
Pero quien nos va a poner a prueba el día de hoy será el sol y el calor. Ya siendo media mañana, el cielo ha estado totalmente despejado y la radiación no nos ha dado tregua. No veníamos preparados por lo que con el pasar de los minutos observamos que la hidratación se nos esta acabando y no vemos puntos de abastecimiento por el camino. Pero como una bendición, llegamos a una parada de obra que ocasiona que el flujo sea alternado entre un sentido y otro, lo que produce una parada obligada y la aparición de vendedores de bebidas y comida. ¡¡Benditos sean!!.
Devoramos algunas galguerías y bebemos agua y gaseosa, bajo la sombra de un plástico negro del lugar de resguardo del paletero que amablemente nos compartió. Los minutos de descanso nos caen muy bien y nos dan un segundo aire para lo que resta del puerto.
Eso sí, media hora después de reiniciar, al ver un punto de parada y restaurante, no lo dudamos y volvemos a detenernos para desayunar por segunda vez y resguardarnos del calor tanto como sea posible.
Llegamos a la cima a casi 4 horas del inicio, pero en esta ocasión no hay un largo descenso como premio sino varios repechos que no nos dejan descansar tanto como lo deseamos. Sin embargo, lo tomamos con calma sabiendo que la prueba mas dura ya pasó y que llegaremos a nuestro destino muy pronto.
Finalmente llegamos a Lebrija, la última población grande antes de Girón y que se comunica con una doble calzada muy transitada por vehículos de carga. Este tramo es de los pocos que hemos visto con una cicloruta de tamaño decente, sin embargo, es casi inútil ya que se encuentra totalmente sucia, con piedras y arena, escombros y obstáculos. ¡que decepción…!
Superamos la ultima subida de unos 3 km para bajar a Girón por un descenso de 6km que nos permite disfrutar del paisaje santandereano pero siempre muy atentos con el tráfico a nuestro alrededor.
Nos dirigimos al centro de Girón para conocer su parque e iglesia principal y nos dedicamos a hacer turismo gastronómico en lo que queda de tarde para recargar energías físicas y mentales.
Jornada 4: Girón, Floridablanca, Piedecuesta
Después de 3 días bastante agitados y de esfuerzos importantes, decidimos tomarnos el cuarto día de manera muy relajada y cuyo objetivo principal será el turismo del área metropolitana.
Sin mayores afanes decidimos tomar el desayuno en el parque central de Giron para posteriormente dar algunas vueltas por las calles coloniales que lo circundan.
Rodeamos Girón a través de la variante que viene de Lebrija y tomamos camino hacia Floridablanca. Al salir del municipio, comienza el Ascenso a Piedecuesta, un puerto con una baja inclinación promedio, pero sus 17 kilómetros de longitud, fuerzan a que el pedaleo, aunque ágil, deba permanecer constante.
Aunque todo el recorrido inicial se realiza sobre la autopista doble-calzada, el tráfico vehicular tanto ligero como pesado es constante por lo que nunca estamos solos y siempre debemos ir atentos a los buses y carros que nos superan.
Oficialmente entramos al municipio de Floridablanca después de pasar el Club Campestre y unos metros mas adelante entramos a la carrera 27 la cual atraviesa Bucaramanga de Norte a sur. Sin embargo, prontamente tomamos un puente elevado que nos lleva al centro de Floridablanca ya que los locales nos recomendaron probar las famosas obleas, por lo que haremos parada para conocer el centro del municipio y saborear las delicias y ¡Sí que valió la pena!, ¡Super recomendadas!.
Retomamos camino a Piedecuesta y en el Km 20 terminamos el puerto, que la verdad por la manera pausada y sin prisas que lo hicimos, no se sintió tan exigente como sonaba con los datos.
Entramos a Piedecuesta que nos recibe con alto flujo de trafico pero que podemos evitar en parte a una cicloruta muy bien ubicada. Llegamos al centro de Piedecuesta y conocemos sus 2 Iglesias, una particularidad que es muy llamativa para los turistas.
Aprovechamos que ya es medio día y decidimos almorzar antes de buscar el hospedaje y mientras saboreamos la sazón santandereana nos convencemos cada vez más que hacer este tipo de jornadas turísticas es una decisión inteligente para recargar energías y aprovechar al máximo los viajes conociendo todos los rincones Colombianos; así que sí el tiempo se los permiten, no duden en incluir este tipo de etapas dentro de sus viajes.
Finalmente, iniciando la tarde llegamos, a nuestro hospedaje y aprovechamos para limpiar cadenas, revisar las corazas y reforzar algunos parches, hacemos algunas compras de comida para llevar al siguiente día, y descansamos tanto como nos es posible para afrontar la dura jornada del día siguiente.
Jornada 5: Piedecuesta, Cañon del Chicamocha, Socorro
Retomamos nuestro horario madrugador típico de las travesías ya que el día de hoy sin duda lo amerita. El día anterior habíamos compramos algunas frutas y galletas por lo que ese es nuestro primer desayuno antes de salir del hospedaje e iniciamos el pedaleo a las 6.00am.
Para iniciar debemos escalar Alto los Curos, un ascenso de 8 km al 4% que hace que las piernas se calienten rápidamente. A pocos minutos de iniciar observamos que el transito no va a ser fácil ya que la vía no es muy amplia, muy poca berma y alto trafico pesado.
Sin embargo lo que parece desfavorable en un principio, termina siendo un golpe de suerte, pues nos encontramos un tracto camión largo y pesado que avanza muy lentamente y con un estricto control del trafico en ambas direcciones. Esto ocasiona que haya un represamiento de los vehículos por lo que disminuye significativamente el flujo de vehículos que nos sobrepasan y podemos avanzar un poco más relajados.
Tras atravesar el sector los Curos y aunque queríamos parar a desayunar, pero no encontramos nada abierto, continuamos y tomamos los 15 Km de descenso hasta Pescadero. Conforme avanzamos con ayuda de la gravedad, devoramos los kilómetros y el montañoso paisaje nos produce una sensación de emoción pero de cierto temor y humildad pues nos vamos sumergiendo entre inmensas paredes rocosas y nos internamos en las fauces del cañon.
Ahora sí, paramos para el desayuno que es con todos los juguetes ya que para subir los 30km del Ascenso al Chicamocha, necesitamos de toda la gasolina disponible.
Terminamos el descenso hasta el Puente Pescadero que pasa sobre el Río Chicamocha y comienza la escalada más importante del viaje. Iniciamos algo prevenidos pues los comentarios de la gente es que es una vía difícil por las curvas y riesgosa por el trafico. No obstante, notamos que el ancho de la calzada es relativamente generoso por lo que en la mayoría de ocasiones los vehículos que nos superan pueden mantener una distancia segura.
Kilómetros mas adelante el obstáculo mas complicado se centra en la temperatura pues aunque la mayor parte del tiempo el cielo esta nublado, se siente pesado el ambiente y como se dice popularmente con “bochorno”.
A las 9.30am llegamos a la entrada del Parque Nacional del Chicamocha, conocido como Panachi, al cual accedemos a sus instalaciones externas en donde podemos comer y disfrutar de una vista privilegiada del cañon. Definitivamente valió la pena cada pedalazo para llegar a este punto y admirar la magía y riqueza natural del país.
Después de un buen descanso, volvemos a la vía que ya no nos recibe tan amigablemente pues la amplitud de las calzadas disminuye y se acentúa el trafico pesado. Algunos malabares debemos hacer, pero afortunadamente superamos la prueba ilesos. Cerca ya del medio día, las fuerzas van mermando y los deseos por finalizar y alcanzar la cima son cada vez más intensos. 12.10pm atravesamos Aratoca, terminamos el puerto y sin mayor demora empezamos el descenso para nos ser alcanzados por varios camiones pesados que superamos y así la bajada sea más fluida y rápida.
Seguimos bajando sin pausas y solo hasta mitad de camino debemos realizar algunas maniobras para superar con seguridad algunos vehículos. Pero finalmente, en los últimos kilómetros antes de San Gil, avanzamos junto al trafico vehicular pues sabemos que ya la parte más difícil de la misión esta cumplida y llegaremos según los planes a Socorro. De hecho, con algún tiempo de sobra, decidimos subir hasta Pinchoté, un pequeño pueblo después de San Gil con un parque central muy lindo y un pasado histórico muy interesante.
Ultima subida antes de llegar a Socorro, y tras alcanzar el monumento a la virgen, la ruta nos regala una panorámica del pueblo en el cual aterrizaremos para dormir.
Comemos una ensalada de frutas con helado y buscamos el hospedaje para descargar el equipaje e ir por una caminata para estirar las piernas y seguir descubriendo las maravillas de este hermoso departamento.
Jornada 6: Socorro, San José de Pare, Barbosa
Para la sexta etapa de nuestra travesía iniciamos en el hogar de la Basílica de Nuestra señora del Socorro.
Empezamos temprano porque ya conocemos esta carretera y nuestras fuerzas ya no son las mismas.
Como es frecuente en el territorio colombiano, sin mucho calentamiento, iniciamos con el Ascenso a Confines, el cual iniciamos el día anterior pero aún falta poco más de 20km. Transitar este segmento nos toma casi 2 horas y a pocos metros de la cima encontramos un restaurante para comer el ultimo desayuno santandereano del viaje.
Continuamos por un descenso de 10km hasta Oiba, el pueblo pesebre de Colombia, y seguimos hasta la base del siguiente puerto de montaña llamado Alto el Olival que consiste en una serie de columpios de 11km con algunas rampas al 10%. Completamos el segmento en menos de 1 hora pero los sube-y-bajas no paran y el agotamiento se acumula. Pasamos Vado Real, Santana y al cruce de San José de Pare en donde hacemos una pausa en una tienda para tomar fuerzas para el ultimo trecho que se hace muy largo y agotador por el relieve irregular y el sol que no nos da tregua. Menos mal tenemos un paquete de Achiras que nos sabe a gloria acompañados una fría Pony malta.
Llegamos a la última subida de 2km antes de llegar a Barbosa después del medio día y ya sabiendo que estamos muy cerca de la meta, ascendemos con lo que nos queda en el tanque para disfrutar del corto descenso a “La puerta de oro de Santander” donde pasaremos la noche tras caminar por el centro y encontrar una de las mejores hamburguesas que hemos probado en mucho tiempo.
Jornada 7: Barbosa, Puente Nacional, Ubaté
Penultima jornada, y nos espera el ultimo ascenso largo de esta travesia.
Arrancamos temprano en la mañana y con temperatura muy fresca. Los primeros kilómetros nos permite calentar piernas hasta llegar a la base del puerto de montaña llamado Alto Puente Nacional que consiste en 24km al 4,4% desde el Rió Suarez hasta las afueras de Saboyá.
El desayuno tempranero fue bastante limitado por lo que vamos atentos a parar en un restaurante para complementar la alimentación, sin embargo al ser las primeras horas de la mañana de un viernes de semana santa pasamos varios puntos pero que no estan en funcionamiento. Aguantamos con alguna galleta y barra de cereal que nos queda pero el hambre se hace presente y constante.
A poco mas de medio camino, encontramos un restaurante que nos permite comer con todas las de la ley. Con esta recarga coronamos el ascenso en 3 horas y seguimos avanzando cruzando Saboyá y alcanzando los 2500 msnm, por lo que nos despedimos del calor de la tierra santandereana y entramos a la frescura de la los campos Boyacences.
En el Km 46 llegamos al desvío para entrar a Chiquinquirá pero tomamos la variante que aunque es mas larga en su longitud y ascenso en los primeros kilómetros, lo consideramos mas rápido que cruzar la cabecera municipal.
El terreno continúa con un relieve plano, que nos permite avanzar a una velocidad constante. Cruzamos Municipio como Simijaca, Susa y la laguna de Fuquene en donde a sus alrededores hacemos parada para almorzar.
Tras la comilona, nos apresuramos para recorrer los últimos kilómetros a Ubaté pues las nubes grises y densas nos anuncian que habrá lluvia y a estas temperaturas la humedad en la ropa y el cuerpo no son agradables. Gastamos la energía que tenemos de reserva para recorrer rápidamente el camino pero debemos luchar con el viento de la sabana y por una autopista con muy poca vegetación que nos obliga a tomar posiciones bajas para mejorar la aerodinámica.
Alcanzamos la meta de llegar a la capital lechera con tan solo unas gotas en la ropa y nos premiamos con una caminata por el parque y una ensalada de frutas con doble bola de helado.
Jornada 8: Ubaté, Sutatausa, Bogotá
Frente a la Basílica del Santo Cristo de Ubaté, damos inicio a la última etapa de esta maravillosa travesía.
No es un recorrido muy largo, ya que solo 68 km y un puerto de montaña nos separan de casa, así que sin mucha prisa iniciamos a pedalear saliendo de la cabecera municipal y retomando la autopista.
Por esta vía debemos ir con todos los sentidos alerta puesto que es de carril sencillo y angosta por lo que cada carro que nos supera es un riesgo latente que debemos superar con nervios de acero.
Adicional hay una buena cantidad de segmentos en el que el asfalto tiene un estado regular por lo que se debe maniobrar constantemente.
A tan solo 10km del inicio de la jornada comienza Alto de Tierra Negra con 9.8 Km al 4,7% el cual afrontamos con mesura y constancia admirando las montañas verdes y rocosas que lo forman.
Afortunadamente el volumen del trafico es moderado pero el paso de buses y camiones es frecuente debido a la vocación minera de la zona.
Superamos el Alto en 55 minutos y descendemos sin mayores contratiempos hasta cruzar el peaje Casablanca y el embalse del Neusa. A esta altura del recorrido ya nos sentimos en casa puesto que vamos por vías conocidas y recorridas usualmente por todos los ciclistas capitalinos.
Atravesamos Cogua, Zipaquirá, Cajicá y Chía por la doble calzada y la cicloruta. Coincidimos con el Tren de la Sabana, un medio de transporte para locales y turistas que conecta Bogota con los municipios aledaños y que rememora una época dorada de este tipo de transporte que seria una excelente alternativa para los cicloviajeros, como lo demuestran en otros países, pero que lastimosamente en Colombia se ha perdido.
Llegando a casa sobre el medio dia, nuestra mente se transporta al inicio de esta travesia y nos llenamos de emoción haber logrado la hazaña de recorrer Santander, Boyacá y Cundinamarca sobre 2 ruedas.