TRAVESÍA BICIBOGOTA REGIÓN

Bogotá es mundialmente conocida como la capital de la bicicleta. La ciclovía de Domingo es una de las iniciativas de mayor reconocimiento nacida en el Distrito Capital y ha sido replicada por muchas otras ciudades alrededor del mundo.

 

Faltaba complementar los cientos de kilómetros dentro de la ciudad con una alternativa que conecte la ruralidad que rodea y abastece a la población capitalina; así que la entidad Región Central  RAP-E, identificó esta oportunidad y la implementó en un circuito de 300km que rodea Bogotá pasando por los municipios aledaños, atravesando la sabana occidental y cruzando los majestuosos cerros orientales.

 

La ruta está compuesta por 8 segmentos que se pueden pedalear individualmente, pero que decidimos cubrir su totalidad en 3 dias al estilo bikepacking!!.?

Jornada 1: Puente Piedra, Sibaté, Chipaque

Como ya muchos deben estar familiarizados, la salida de la calle 80 es una de las mas prácticas para los ciclistas en sus días de entrenamiento y lo es para nosotros para realizar los diversos viajes que hacemos cada año.

 

Por lo anterior decidimos empezar el circuito con el segmento “Rocas del Origen” iniciando en la Glorieta de Puente Piedra y terminando en el Embalse del Muña con 40,5 Km y 500 m de desnivel. Un buen segmento para calentar piernas.

 

El inicio de la ruta fue bastante encantador puesto que partimos pasadas las 5am y el amanecer nos fue alcanzando en la carretera destapada que cruza grandes cultivos e invernaderos de la famosa industria floricultural del departamento. Tras 1,5 horas alcanzamos el primer casco urbano del día llegando a Madrid en donde conocimos su parque principal llamado Pedro Fernandez y su Catedral.

 

Tras un rápido snack, cruzamos la autopista a Mosquera – Facatativá y continuamos por la vía terciaria paralela a la autopista principal, adentrándonos en la ruralidad de los municipios aledaños a la capital y que en sus corrientes de agua lleva el desafortunado peso de ser el desagüe de millones de personas y sus actividades diarias.

 

En realidad, ésta es de las pocas veces que no se puede describir con palabras románticas y poéticas el paisaje que nos rodeaba. Había basura, escombros, plástico, materia orgánica….y con esto un ambiente pesado y respirar era incómodo. Paramos un par de veces a admirar las colinas y formaciones rocosas que le otorgaron el nombre a este segmento, pero nuestro espíritu estaba algo acongojado al evidenciar el impacto de la actividad humana en los recursos naturales.

 

Puede ser que haya sido un impacto vernos envueltos en este tipo de ambiente pero también nos hizo reflexionar que parte del cicloturismo es conocer en detalle el territorio por el que transitas, y como todo en este mundo, nada es perfecto. Es un buen recordatorio para valorar lo que tenemos y cuidarlo para que más seres lo puedan disfrutar en su mejor versión.

 

Tras conectar con la autopista hacia el Embalse del Muña, vamos por camino conocido pues habíamos realizado entrenamientos por esta zona, así que a las 8.30am llegamos sin contratiempos a Sibaté para darnos un buen desayuno ya que el camino por venir era totalmente desconocido.

 

Al salir de Sibaté, tomamos el desvío hacía el oriente y que nos adentrará a las montañas del sur de la capital. Este segmento llamado de “Del campo a la ciudad” nos tenía muy expectantes pues atraviesa una zona inexplorada por la mayoría de ciclistas y no teníamos ninguna referencia sobre sus características.

 

Nos recibió con una buena via gravelera pero en pocos kilómetros nos muestra su verdadera cara con repechos de mucha inclinación que nos puso a sudar por poco más de 3 km. El terreno nos da un descanso aunque el estado del terreno es bastante agreste y rocoso, por lo que el avance no están tan rápido pero nos da la oportunidad de admirar el paisaje predominantemente árido y donde destacan las canteras de explotación de material agregado y de construcción.

 

Hacia el medio día llegamos a la periferia de la localidad Ciudad Bolivar, un corto tramo del cual teníamos mucha incertidumbre puesto que se tienen ciertas predisposiciones respecto al tema de seguridad en esta localidad de Bogotá; no obstante, tenemos que decir que aunque en esta ocasión no tuvimos ningún inconveniente (tanto así que paramos para la foto panorámica y en la Iglesia de Quiba); no está demás tomar medidas de prevención y así no pasar algún mal rato. Entonces aconsejamos ir en grupo, en horas del día y transitar sin mayores paradas.

 

Seguimos avanzando poco a poco, pero es un terreno duro y técnico pasan un par de horas y tan pronto divisamos un lugar semipoblado paramos para almorzar puesto que no hemos encontrado lugares de abastecimiento en el camino. Seguimos hasta Pasquilla y bordeamos ligeramente el embalse La Regadera el cual apenas si divisamos porque miramos el reloj que nos acosa indicando que ya estamos a media tarde y aun faltan 25km.

 

Este número es engañoso, pues en condiciones “normales” esta longitud se puede recorrer entre 1 a 2 horas, sin embrago tras desviarnos de la vía que comunica Usme con Sumapaz, nuevamente entramos a terreno destapado, rocoso e inclinado. Podemos recorrer unos buenos kilómetros pero conforme nos acercamos al paramo y a sus montañas, debemos poner pie a tierra y empujar la bici en varias ocasiones. En realidad, llegamos a preguntarnos si alguien más se había atrevido a hacer este recorrido en bicicleta, y pues según Strava parece que somos lo primeros ¡¡y con razón!! ya que aun habiendo superado el punto mas alto a 3.360 msnm, debemos seguir empujando por que las fisuras y grietas son muy profundas y el riesgos de caída es demasiado.

 

Hasta pasadas las 6.00pm el terreno vuelve a ser pedaleable, pero ahora la penumbra del atardecer es el que nos impide descender con mayor velocidad. Evaluando la situación decidimos tomar con calma lo que falta haciendo una ultima parada en una pequeña tienda justo antes del cruce que dirige hacia Usme y hacia Chipaque.

 

Finalmente, casi a las 8 de la noche entramos en el parque principal de Chipaque que, para subirnos el ánimo después del fuerte desgaste, nos recibe con una iluminación navideña y coloridas fuentes de agua que nos recuerdan que el esfuerzo vale la pena.?

Jornada 2: Chipaque, Ubaque,Choachí, Guasca

Despertamos lo más temprano que el cuerpo nos permite pues con la experiencia del día anterior, sabemos que la ruta de este día va a ser todo un reto.

 

Sin mucha espera, al salir de Chipaque, iniciamos con el Alto de Tapias, un puerto de montaña de 7.8km al 4% que empieza cruzando la autopista Bogotá-Villavicencio y donde también inicia el segmento “Camino del Condor”.

 

El pavimento nos da tiempo de calentar piernas y aunque el cielo esta nublado, el frío no se siente. A mitad de camino desaparece el asfalto para dar la bienvenida al destapado que nos acompañará a lo largo de la jornada, pero seguimos avanzando a ritmo calmado pero constante.

 

El descenso de 16 kilómetros se complica un poco pues la superficie del terreno es rocosa, y con los brazos y manos resentidos por el día anterior, rápidamente vuelve la fatiga y el dolor, por lo que agradecemos cuando nuevamente encontramos pavimento y llegamos a Ubaque, el primer casco urbano de la Jornada en donde tomamos el desayuno.

 

Siguiendo nuestro GPS, notamos que la ruta no está trazada sobre la vía principal sino por una paralela más corta hasta Choachí; en principio parece genial ahorrarse un par de Km, pero pronto nos damos cuenta que el ahorro no es tal pues los caminos en placa huella usualmente son señal de pendientes altas….y tal cual!!…debemos subir 2km al 13% promedio con máxima de 20%.

 

¿La recompensa por el esfuerzo?  El acuatizaje en la Laguna de Ubaque, un cuerpo de agua con una quietud que pocas veces se encuentra y que contrasta con el ajetreo incesante de una ciudad capital. Por unos minutos bordeamos sus aguas y respiramos profundamente para llevarnos ese aire puro que tanto buscamos cada vez que nos montamos sobre la bicicleta.

 

Kilómetro 33 y llegamos a Choachí, municipio que resuena en los pensamientos de los ciclistas capitalinos pues uno de esos retos que tienes que superar cuando llegas a cierto nivel, ya que la vía directa Bogota-Choachí incluye un puerto de montaña de 30km que pone a sufrir y disfrutar a cualquiera que lo intente conquistar.

 

Siendo media mañana, tomamos un brunch y reiniciamos con un corto pero agudo descenso hasta el Puente del Río Blanco en donde es inevitable hacer una parada para tomar una panorámica de la corriente de agua y tomar un profundo respiro para enfrentar Alto del Palo, una subida de 32km con 4.2% de inclinación promedio.

 

Los primeros 10 km, aunque retadores son manejables y disfrutables pues el terreno permite avanzar a una velocidad decente, además y el tramo se compones de subidas y bajadas que lo hacen diferente y divertido. Sin embargo, al sobrepasar el puente del Río Ají, la situación se complica considerablemente. La superficie está llena de piedras grandes y sueltas y la pendiente doble digito es una constante; tanto así que solo 3 kilómetros nos consumen poco más de 1 hora hasta llegar al sector conocido como El 36 en donde hacemos una parada intermedia en la tienda para comer paquetes y Pony Malta recargando el tanque de energía para afrontar lo que falta.

 

Observamos el mapa y marca solo 30 km hasta llegar a Guasca, pero ya sabemos que el terreno es engañoso y que debemos poner toda nuestra energía y concentración para cumplir la meta de llegar aun con luz del día.

 

El suelo y la pendiente se ponen de acuerdo para hacer el tramo lo suficientemente aceptable para pedalearlo pero aun así la velocidad no es muy alta y es difícil encontrar líneas limpias que suavicen el tránsito, por lo que por momentos la monotonía y el cansancio empiezan a hacer mella y sentimientos de desespero y algo de angustia se hacen presentes en nosotros.

 

No obstante, es en estos momentos donde la experiencia vale oro y es posible controlar los pensamientos de ansiedad. No nos desesperamos y nos concentramos en el éxito que hemos conseguido llegando hasta este punto y nos repetimos una y otra vez …” ya vamos a llegar”…

 

Pasadas las 4.30pm entramos a corredores conocidos pues empatamos con el circuito que lleva al PNN Chingaza, así que esto refuerza nuestros ánimos para los últimos kilómetros que completamos justo en el límite programado.

 

Guasca nos recibe con la decoración navideña en su parque, una deliciosa hamburguesa con cerveza y damos por terminado el segundo día de travesía.

Jornada 3: Guasca, Ganchancipá, Tabio, Tenjo

El día amanece soleado y brillante lo que contrasta con la fatiga acumulada del cuerpo pero que nos revitaliza para terminar esta travesía con toda la energía positiva.

 

Arrancamos por las bien conocidas carreteras que llevan de Guasca a la Cuchilla y que muchos capitalinos hemos recorrido, pero pronto el mapa nos indica un desvío en dirección opuesta para dirigirnos al embalse de Tominé.

En la vía Sopó-Guatavita nos desviamos al oeste para adentrarnos en la cadena montañosa que bordea el embalse y separa el sector oriental de la Autopista Bogotá-Tunja. Aprovechamos todos estos primeros 10km para ir con calma y calentar piernas hasta la base del Cerro la Cabrera, un corto puerto de 4km al 7% que documentamos meses atrás para el canal, así que es un lugar conocido, pero no por eso menos doloroso para las piernas.

 

En 45 minutos coronamos el puerto y empezamos el descenso hasta Gachancipá que es bastante divertido por la combinación de superficie destapada y placa huella, pero a la vez se debe transitar con mucha concentración pues la velocidad aumenta rápidamente y el transito de peatones, motos, carros y otros ciclistas es frecuente.

 

Tras visitar el parque principal de Gachancipá, cruzamos la autopista y nos dirigimos hacia Zipaquirá pero no por las carreteras vehiculares habituales si no por vías veredales con un buen porcentaje de destapado y mucho verde alrededor.

 

Ya es media mañana por lo que nos detenemos a tomar el desayuno antes de entrar al municipio de Egan Bernal, que como es de esperarse un alto número de ciclistas típico del domingo transita por sus vías.

 

Nos dirigimos al segundo ascenso del día el cual es el Alto San Jorge, una subida que se incluye frecuentemente en los entrenamientos de los capitalinos. Con este tramo termina el segmento de BiciBogotá Región llamado “Florecer de la Sabana” e inicia “Montañas Legendarias” que nos llevará por Tabio y Tenjo hasta la glorieta de Siberia, nuestro punto final.

 

Claro esta que al igual que en las jornadas anteriores, el mapa indica las vías paralelas en vez de llevarnos por las principales, mostrándonos la ruralidad del territorio cundinamarqués y del cual nos enamoramos cuando estábamos dando nuestros primeros pedalazos hace ya varios años.

 

Este puerto de montaña lo coronamos dos veces, por decirlo de alguna manera, pues llegamos a la cima del segmento asfaltado y a donde la mayoría de los ciclistas llegan en sus salidas dominicales; y la cima real que es el punto mas alto 2.890 msnm pero que se encuentra en destapado. Así mismo también es su descenso en sus primeros 2km que nuevamente hacen resentir los músculos ya trajinados por los días anteriores.

 

Rodamos por Tabio a medio día, y es el momento de buscar almuerzo que en esta ocasión escogemos un restaurante al lado de la carretera y que llama nuestra atención por la foto de una hamburguesa con pan negro. Una curiosidad más de la gastronomía colombiana.

 

La vía Tabio-Tenjo, nos sorprende con un tramo de sterrato plano y arenoso con las características ideales para las bicicletas de gravel. Nos divertimos un rato tratando de mantener una buena velocidad, pero ya las energías son pocas así que agradecemos cuando nuevamente el asfalto vuelve.

 

Tenjo nos recibe con un sol que nos sube la temperatura, pero para que no pase desapercibido el municipio, llega la única pinchada que tuvimos durante la travesía. ¡Bueno, gajes del oficio!

Tras superar el impase, nos preparamos para los últimos dos retos: un repecho llamado La cuesta que desemboca en la vía que dirige a Puente Piedra y otro conocido como La Punta. Ambas se convierten en el broche de oro ya que son muy inclinadas pero rodeadas de unos paisajes del occidente de la sabana y adornados por túneles verdes que le dan el último empujón al espíritu para terminar la travesía.

 

Terminamos con el conocido tramo de la autopista Villeta-Bogotá, satisfechos de haber logrado el reto en los tres días planeados y sobre todo con las ganas de darlo a conocer por que es una ruta que los capitalinos deben conocer; así que ¡Anímense a recorrer el circuito de BiciBogotá Región!!

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